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Excelente puerto

"El sitio de la ciudad de Concepción es una playa que, en figura de media luna, forma una hermosísima bahía, a la quien naturaleza previno un proporcionado muelle de una grande isla, a cuyo abrigo se [re]paran del norte los navíos que dan fondo en aquel puerto; por la parte de la tierra, que es la del oriente, la ciñen unas lomas o colinas levantadas, que por parte frisan con montes, cuyas laderas están todas plantadas de viñas y arboledas, de manera que desde cualquiera parte de la ciudad que levante uno los ojos, ve hermosísimas tablas de planteles y variedad de árboles, o por decir mejor, un verde semicírculo levantado que, dando casi con sus puntas en el mar, sirve de muralla y alegres vistas a la ciudad.

Entra por dentro de ella, a la banda del norte, un pequeño río que baja de unos montes, de que hicimos ya mención en su lugar, hablando de los ríos de esta tierra; y por la del sur la baña otro mayor y más profundo, que llaman de Andalién. Ninguno de estos dos ríos hace a esta ciudad el beneficio que el de Mapocho a la de Santiago, de entrarse por sus casas para su mayor limpieza y comodidades, pero suplen esta falta alegres fuentes de cristalinas y delicadas aguas, que rodean este sitio y nacen cerca de él, y en particular una muy copiosa que trajo a la plaza el general don Diego González Montero, siendo corregidor de esta ciudad (...)

Está fundada esta ciudad en treinta y tres grados y cuarenta cinco minutos de altura al polo Antártico, y así por esto como por la eminencia y elevación de la tierra es el aire tan templado, que nunca hace calor que ofenda, y en la fuerza del verano es menester echar en la cama casi la misma ropa que en el invierno, porque éste tampoco es riguroso de fríos a causa de que allí nunca nieva, aunque llueve muchísimo."

Ovalle, Alonso de. Histórica Relación del Reino de Chile. Santiago: Instituto de Literatura Chilena, 1969, 1ª edición, Roma, 1646, pp. 200-201.