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Contrición y atrición

"Entra pues en la casa de tu conciencia; escudriña los más ocultos senos; discurre por pensamientos, por palabras, y por obras, qué hay en ellos de pecados. Mueve tus potencias, pon en medio las mesas y las sillas de tus negocios, ocupaciones, lugares, compañías, y tus inclinaciones, para ver en cuál has ofendido a Dios...".

Francisco de Santa María y Orrejoncillo. Brebe [sic] esplicacion de los principales misterios de nuestra fe catolica y de las calidades de una buena confesión, p. 21

Con el Concilio de Trento fueron puntualizadas las formas y definiciones de la penitencia, definida como sacramento de la nueva ley instituido a significar la gracia de la remisión de los pecados cometidos después del bautismo, compuesto por ciertos actos del penitente que son su materia (dolor sobrenatural o contrición, confesión y satisfacción) los que, junto a la legítima absolución del sacerdote, que es la forma de este sacramento a través de las palabras "ego te absolvo", se logra la gracia de la remisión de los pecados (Trento, sesión XIV, Cap. III). La confesión auricular y arrepentimiento fueron las etapas más intrínsecas de este sacramento, mientras que las otras se consideraron como ingredientes extras para lograr una penitencia perfecta.

La contrición fue definida como "un intenso dolor y detestación del pecado cometido, con propósito de no pecar en adelante" (Trento, sesión XIV, Cap. IV). La definición implica tres actos de la voluntad, no del sentimiento o de la sensibilidad: dolor del alma, aborrecimiento del pecado y propósito de enmienda. Cuando la voluntad quiere destruir los pecados se produce el dolor, que no es un dolor por los castigos a recibir por el pecado, sino por el profundo aborrecimiento por el pecado cometido. Tal dolor se origina por el sincero amor a Dios que provoca un gran peso o molestia en el alma del penitente, de lo que se desprende que la contrición no se puede experimentar sin la caridad y amor de Dios hacia el penitente. Como mecanismos para incentivar la contrición se usaron distintas técnicas como música, imágenes y oraciones.

Al contrario, la atrición es dolor imperfecto, diferente de la contrición y puede ser de tres maneras: cuando aborrece el pecado por motivos simplemente naturales (cuando ha incurrido en enfermedad o infamia por causa del pecado cometido); cuando aborrece el pecado por motivos sobrenaturales (temor al infierno y pena por la pérdida de la gloria); cuando es un dolor imperfecto que nace del amor imperfecto hacia Dios.