Subir

Misiones

La evangelización de los pueblos andinos fue una tarea prioritaria para la Iglesia Católica una vez que se consolidó la conquista de esos territorios. La discusión inicial que se generó acerca de los métodos que debían ser empleados en la evangelización de los pueblos indígenas fue resuelta en tres concilios provinciales celebrados en Lima entre 1552 y 1583. En ellos, se estableció el cuerpo doctrinal que debían priorizar los misioneros, las oraciones y fiestas que se debían guardar, y el uso de las lenguas quechua y aymara como herramienta clave en el proceso de cristianización de la población indígena.

Para facilitar el trabajo de los misioneros, el tercer Concilio Limense (1583) ordenó la publicación de un libro que contuviera la doctrina y el catecismo traducidos al quechua y al aymara, al tiempo que incorporara un confesionario y un manual del buen morir en ambas lenguas. Impreso en Lima al año siguiente, la obra se tituló Doctrina christiana y catecismo para la instrucción de los indios y fue la segunda que se publicó en Sudamérica.