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campaña de chilenización

Tras la guerra del Pacífico y la consecuente anexión de las provincias de Tarapacá y Arica a Chile, la población aymara residente en los valles y el altiplano de la región fue objeto de una intensa campaña de "chilenización".

La educación pública y el servicio militar obligatorio se convirtieron en las principales herramientas de "chilenización" de la población aymara, a través de las cuales se intentó inculcar el sentimiento nacional y borrar deliberadamente todo rasgo cultural autónomo. Se fundaron decenas de escuelas a lo largo del altiplano y los valles, se establecieron puestos fronterizos para controlar el tráfico hacia Bolivia y se fomentó la llegada de misioneros que "civilizaran" a la población aymara.

Las políticas de chilenización de la población aymara se mantuvieron durante gran parte del siglo XX y se acentuaron durante el gobierno de Augusto Pinochet (1973-1990). La llegada de los gobiernos democráticos trajo consigo una mayor apertura a los pueblos indígenas del país y la implementación de políticas públicas que los incorporen como actores de su propio destino. Entre ellas, cabe destacar la creación de un fondo para comprar tierras y derechos de agua, así como el programa de educación intercultural bilingüe.