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mayor auge de africanos

Entre 1580 y 1640, se produjo la máxima internación de negros africanos hacia el Reino de Chile. Según Rolando Mellafe, la mayoría provenía del Congo, Angola y Guinea y eran ingresados por la Cordillera de los Andes. La baja demográfica indígena los hizo indispensables, sobre todo cuando la economía se ruralizaba y se necesitaba de mano de obra en los campos.

La carencia de trabajadores originó que varias autoridades idearan peticiones para trasladar negros al Reino de Chile. El proyecto mas controvertido fue el de Alonso González de Nájera. En Desengaño y Reparo de la Guerra del Reino de Chile (1614), este militar propuso exterminar a los indígenas adultos rebeldes y reemplazarlos por esclavos negros de Brasil. La guerra hispano-portuguesa (1640-1668) anuló la oferta masiva de africanos hasta el siglo XVIII y, con ello, estos planes.

Benjamín Vicuña Mackenna reconoció este aporte demográfico al afirmar que "por ese tiempo era mui considerable el número de negros que existía en Chile" (Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia crítica y social de la ciudad de Santiago. Tomo 1, p. 203). Por su parte, Diego Barros Arana también describe este auge esclavista.

Su presencia no sólo se circunscribió al ámbito rural. Estudios de Jean Paul Zúñiga han demostrado que entre 1633 y 1644, cerca del 33% de la población de Santiago era negra o afrodescendiente. De ellos, muchos fueron esclavos que no sólo sirvieron a la elite, sino que también a los sectores más modestos de la población libre. Según Zúñiga, durante ese período, "el recurso de la mano de obra africana se había generalizado" (Zúñiga, Jean Paul. "Huellas de una ausencia. Auge y evolución de la población africana en Chile: apuntes para una encuesta", p. 89. En Cussen, Celia. Huellas de África en América. Perspectivas para Chile). Incluso, casi todas las casas e instituciones coloniales disponían de ellos. Como menciona el autor, "hablar de 430 propietarios en Santiago de los años 1630 implica un recurso casi universal de la población libre a la mano de obra servil" (Íbidem, p. 90). De los dueños, el 70% tenía entre 1 a 4 esclavos y sólo el 30% restante acaparaba entre 4 y 25.

Fue tanto el número de negros en Santiago que la elite hispano-criolla comenzó a temer por su seguridad. Se extendió la paranoia de que eran peligrosos y que se aliarían con los indígenas en una rebelión. Armando de Ramón relata que, luego del terremoto de 1647, mandaron a ejecutar al negro Marcos Alondo, porque se había hecho llamar "hijo del rey de Guinea" (De Ramón, Armando. Santiago de Chile: (1541-1991): Historia de una sociedad urbana. 2000, p. 63). El mismo suceso, pero con más detalles pintorescos, lo entrega Miguel Luis Amunátegui. Citando el acta de sentencia del 1 de julio de 1647, el historiador menciona que la acción se debió "por lo mucho que conviene a la brevedad, por ser negro inquieto, altivo i ocasionado a muchos disgustos" (Amunátegui, Miguel Luis. El terremoto del 13 de mayo de 1647. 1882, p. 408).