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Objetivos

En su primer número de abril de 1964, El Musiquero se definía en relación a su público objetivo como una revista "para el aficionado de los discos", para el público que vive en el "ambiente disquero, la juventud y los artistas en general" (El Musiquero, número 1, abril de 1964, p. 3). En su primer editorial, se señalaba: "Creemos que el artista, el autor, el compositor, etc., tienen derecho a una revista que sea totalmente de su especialidad y que le dé al público nuevos aspectos de su vida, anécdotas, biografía y toda la visión de ese mundo íntimo o externo del arte. Junto a esto, letras de canciones, rankings, una visión del disco en el mundo, y pequeños detalles o comentarios, configuran esta revista" (p. 3).

El Musiquero tendió a crear un ideario de la música chilena con una concepción nacional acerca del folclor, pero a la vez, con la mirada puesta sobre la industria de Latinoamérica y norteamericana, para plantearse como un espacio abierto a las diversas raíces musicales.

Luego de un semestre de publicaciones, en su editorial de septiembre de 1964, la revista pone en discusión la situación laboral y cultural de la música chilena. Temas relacionados con los derechos de autor, la evasión, las falsas listas de reproducción de los disc-jockey, que a veces eran adulteradas para favorecer a autores sin haber sido tocadas sus canciones, fueron temas con los cuales El Musiquero mostró un fuerte compromiso, sobre todo en sus primeros números. Este enfoque llevó a la revista a levantar una serie de controversias públicas respecto del valor cultural de la música popular.

En relación al pago a los autores de música popular, abogaban por la obligatoriedad legal de las radios de tocar música nacional, recibiendo sus autores el pago correspondiente: "Cuando se obtenga esto, los autores chilenos podrán ser realmente profesionales, tal como sucede en otros países, donde se ha comprendido que pese a su categoría popular, son valores auténticos que muchas veces hacen mejor labor por su país que la realizada por cien embajadores" (El Musiquero, número 6, septiembre 1964, p. 3).

La revista patrocinó algunas iniciativas orientadas a incentivar la difusión del folclor chileno a través de los medios de comunicación. Un ejemplo de ello fue el espacio "Cantemos a coro", dentro del programa de televisión conducido los sábados por Mario Kreutzberger, "Don Francisco", momento en el que el público se unía para cantar a coro con una copia de El Musiquero en la mano (número 17, junio de 1965, p. 11).

Asimismo, procuraron potenciar el desarrollo de nuevos proyectos musicales de raíz tradicional, invitando a los lectores a grabar un demo al alero de un sello discográfico, con los siguientes requisitos: "El Musiquero quiere ser el portador de ustedes ante los sellos. Pero, también, quiere que las inquietudes de nuestros lectores se vuelquen básicamente al folklore chileno. Es así como a partir de esta fecha nuestras oficinas estarán abiertas para todos los que deseen optar a una prueba, en un sello grabador, pero que CANTEN MUSICA FOLKLÒRICA CHILENA. No importa si son solistas, dúos o tríos o grupos. LO ESENCIAL ES CANTAR CANCIONES CHILENAS" (El Musiquero, número 14, abril 1965, p. 3).

Estas y otras iniciativas formaron parte de un plan general que buscó masificar la música nacional, de la cual El Musiquero fue un acérrimo impulsor.