La dictadura de Rosas trajo a Chile una "ilustrada y bulliciosa" emigración argentina (Lastarria, J. V., Recuerdos literarios, p. 85), dentro de la cual destacó la figura de Domingo Faustino Sarmiento. Las cordiales relaciones entre la clase intelectual chilena y los refugiados argentinos se vieron interrumpidas por una controversia ideológica entre ambos grupos, que terminó convirtiéndose en un acicate para el desarrollo del movimiento intelectual que venía gestándose desde 1836. El enfado de los jóvenes chilenos, heridos en su orgullo propio, fue utilizado por Lastarria como estímulo "a sus compañeros y discípulos al estudio, a fin de desmentir estas censuras con los hechos" (ibíd.).

La denuncia por parte de los argentinos de la estrechez de conocimientos literarios de los chilenos y el "apocado espíritu" (ibíd.) de los jóvenes pertenecientes a la élite, desató una contienda literaria que se vio reflejada en dos publicaciones: Revista de Valparaíso, dirigida por Vicente Fidel López, y El Museo de Ambas Américas, dirigida por Juan García del Río. Ambos editores fundaron dos tendencias literarias que representaban las inclinaciones del público letrado del momento: "Los hombres de letras en Santiago preferían El Museo y lo aplaudían, en tanto que los jóvenes de la nueva escuela, sin desdeñarlo, buscaban con más interés la Revista, que aquéllos no aceptaban, ni aun leían"(Lastarria, op. cit., p. 91).