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guitarrón

El guitarrón es un instrumento musical cordófono que posee 25 cuerdas agrupadas en 5 órdenes u "ordenanzas", más dos grupos de 2 cuerdas llamadas "diablitos" o tiples. Las ordenanzas corresponden a los grupos de cuerdas afinadas en un mismo tono. A diferencia de instrumentos como el laúd o la guitarra barroca, con órdenes de cuerdas dobles, el guitarrón posee órdenes múltiples (de entre 3 y 6 cuerdas). Diablitos o tiples, en cambio, se denomina a las 4 cuerdas laterales que pasan por fuera del batidor, 2 a cada lado, atravesando la caja de resonancia desde las orejas en su parte superior, justo en la base del mango, hasta el puente o "cordal". (AGENPOCH. Renacer del guitarrón chileno. Rancagua: FONDART, 1996, p. 8-9)

Su forma y tamaño son similares a los de la guitarra renacentista española y la vihuela, pero con una caja más profunda y un clavijero más pesado. Sus rasgos organológicos son inconfundibles: con cuerdas de metal o nailon, posee una afinación de organización interválica parecida a la de la guitarra aunque es, por lo general, una tercera nota más baja para evitar exceso de tensión en la madera. Al igual que el rabel, su luthería -es decir, su construcción- presenta varios elementos vistosos, como los trastes o "chapecaos", los "puñales" o terminaciones de la boca y los diablitos.

Estos elementos, junto con desempeñar un papel ornamental, poseen un valor simbólico que expresa significados acerca de los usos y funciones de este instrumento. Según Barros y Dannemann, las decoraciones que presentan los guitarrones pueden clasificarse en dos grupos: incrustaciones y dibujos. Entre las incrustaciones son corrientes los botones o demás figuras de conchaperla que reciben el nombre de "emperlado". Los dibujos, que "en Puente Alto únicamente hemos observado de tipo geométrico", en otros lugares "toman formas zoo y fitomórficas o se demuestran como leyendas, muchas veces de carácter patriótico" ("El guitarrón en el Departamento de Puente Alto", Revista Musical Chilena, Nº74, 1960, p. 21).

Un adorno característico del guitarrón son los puñales: dos trozos de madera que van aplicados sobre la tapa de la caja de resonancia o incisos en ella. Su forma estilizada, que se destaca habitualmente con una capa de barniz más oscuro que el de la cubierta, representa parte importante de la identidad estética del guitarrón. Para los cantores los puñales simbolizarían el contrapunto poético-musical que subyace al canto a lo poeta, particularmente en el caso del canto a lo humano. Para el cantor Arnoldo Madariaga padre, por ejemplo, "los dos puñales del guitarrón nos dan a entender lo que es la paya: desafío, duelo improvisado entre 2 cantores puetas" (AGENPOCH, p.17).

En los guitarrones actuales se han aumentado los trastes sobre el batidor (entre 7 y 10); se reemplazaron las clavijas de madera por las de metal; así como se han sustituido los "chapecaos" o trastes de tripa trenzada por trastes metálicos y las cuerdas de tripa por cuerdas metálicas o de nailon. Las decoraciones, por su parte, han disminuido, en contraste con los guitarrones antiguos, "que tenían adornos de concheperla en blanco y negro y en el batidor figuras como corazones, palomas, cruces y las tres naves de la iglesia" (AGENPOCH, p.11).