Aventurada y breve fue la tercera y última etapa de El Correo Literario. El nuevo equipo de redacción logró publicar solo tres números en 1867 y, pese a mantener el espíritu que desde un comienzo motivó su publicación, esta llegó a un abrupto fin:

"El Correo Literario es un huésped importuno i, lo que es mas, es un huésped inaccesible a la experiencia. En valde se esta en demostrarle cuán precaria es la vida de las publicaciones literarias. El Correo Literario no tiene un programa invariable que seguir; no quiere trazarse una línea de conducta que en fuerzas de las circunstancias se verá mañana, quizás obligado a traspasar, se reserva una completa libertad de acción. Su única ambición será la de interesar i distraer. Señalado nuestro objeto, omitamos un largo e inútil programa. Silenciemos las dificultades que para alcanzar este doble fin encontraremos a cada paso; demos a conocer solo el resultado de nuestro esfuerzos por crear una publicación a la altura de nuestra naciente literatura". (El Correo Literario (1):1, 1867, así en el original).