La niñez de Luis Durand transcurrió bajo los cuidados de su madre, quien nunca dejó en claro la identidad del padre de su hijo. Luis Durán Durán, hijo natural, agregó una "d" al apellido de su madre, adoptándolo como seudónimo.

Enrique Lihn decía de Luis Durand: "Le llamaron 'el gordito'; era querendón, nada poseur, buscador ante todo en las personas de lo que más vale en la vida, las flores, el cariño y cuando encontraba esto abría y daba su pecho con dulce bonhomía, sin reservas" (Sepúlveda, René. "Luis Durand", La Prensa (Curicó), 20 de febrero, 1994, p. 1 [suplemento]).

Por su parte, Gonzalo Rojas para describir a Durand dijo: "Cultivaba esa profunda identidad entre el hombre y la obra, esa actitud suya tan vital, tan libre de la postura estaticista, hija de la vanidad, verdadera peste literaria" (Sepúlveda, René. "Luis Durand", La Prensa (Curicó), 20 de febrero, 1994, p 1 [suplemento]).