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Dominio británico sobre el salitre

A inicios del ciclo salitrero chileno, la mayoría de los capitales de esta industria se encontraban en manos de empresarios peruanos y chilenos, seguido luego por firmas británicas, alemanas e italianas. Sin embargo, esta situación cambió rápidamente en 1895, cuando las firmas inglesas alcanzaron el 59% de la propiedad salitrera y los capitales chilenos apenas el 12%. En 1901 los ingleses mantenían casi la totalidad de sus propiedades, mientras que los capitales chilenos fueron superados por los alemanes que alcanzaron el 20% (Hernández Cornejo, Roberto, El salitre: (resumen histórico desde su descubrimiento y explotación), Valparaíso: Fisher Hnos, 1930, p. 146).

Si bien en su origen existió una estrecha relación entre el desarrollo de la industria del salitre y la incorporación de los capitales británicos como los principales inversores, también intervinieron grupos económicos de otras nacionalidades como alemanes, franceses, italianos y españoles. Según el historiador Alejandro Soto Cárdenas, la compra de terrenos salitreros y la construcción de oficinas no fue la única estrategia utilizada por los británicos para dominar la industria, sino que también destacaron la inversión y desarrollo de tecnologías productivas. Así, la mayoría de los insumos y repuestos para maquinarias fueron importados por casas comerciales británicas (Soto Cárdenas, A., Influencia británica en el salitre: origen naturaleza y decadencia, Santiago: Editorial Universidad de Santiago, 1998, p. 71). Otra de las herramientas utilizadas por los británicos para controlar la economía salitrera fue posicionarse como importadores de bienes manufacturados y administradores de los ferrocarriles salitreros que construían o arrendaban al Estado. También invirtieron en la construcción de maestranzas para el mantenimiento de los ferrocarriles y líneas férreas. Además, las fundiciones fueron parte de los negocios ligados a las firmas comerciales inglesas.

Del mismo modo, las agencias comercializadoras y las compañías de veleros y vapores que exportaban el salitre eran de propiedad británica. Así se fue generando un monopolio industrial.

Con respecto al sistema financiero, "los bancos británicos fueron los mayores acreedores de todas las compañías salitreras, financiando la mayor parte de los aumentos de capital y las operaciones de venta de salitre. Los bancos más importantes fueron: Anglo-South American Bank, el Bank of London and South América y el London and River Plate Bank. El rol más importante de los bancos británicos fue otorgar préstamos a corto plazo a estas compañías" (Soto, ídem, p. 77).

Este predominio comenzó a disminuir paulatinamente debido a diversos factores, entre ellos el estallido de la Primera Guerra Mundial y posteriormente la preponderancia de los fertilizantes artificiales. Durante la década de 1920, los capitales británicos pasaron a manos de los norteamericanos a través de la firma Guggenheim Brothers.