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"Depositar" e inducir el recogimiento

La construcción de la Casa de Recogidas fue promovida desde fines del siglo XVII por el Obispo de Santiago, Diego Humanzoro. El recinto fue ideado para "depositar" a mujeres asociadas al escándalo público, es decir, para someterlas al encierro y reunirlas en un lugar aislado de la sociedad donde pudieran iniciar un proceso de transformación personal a través del recogimiento espiritual. Para este objetivo, Humanzoro apeló al Cabildo, a la Real Audiencia, inclusive al Rey. No obstante, según el prelado las autoridades no cooperaban, porque entre ellos existían varios oidores de la Real Audiencia involucrados en relaciones amorosas ilícitas. El gobernador de la época, Juan Henríquez, respaldaba las denuncias del Obispo.

La resistencia del poder político a controlar el comercio sexual y el concubinato a través del encierro femenino, cambió a principios del siglo XVIII. Las autoridades del Reino demostraron un firme interés por fundar un establecimiento, dirigiéndose ellos mismos al Rey para solicitar financiamiento. Finalmente, en 1723 se irguió el edificio Casa de Recogidas en el Cerro Santa Lucía, colindando con el convento de las Monjas Claras ubicado donde hoy se encuentra la Biblioteca Nacional de Chile. Sin embargo, por razones financieras solo pudo inaugurar sus servicios en 1735.