Subir

Rubén Darío en La Época

Rubén Darío ingresó a La Época gracias a las recomendaciones de Adolfo Carrasco Albano, quien, además, le consiguió hospedaje en la misma imprenta.

Su incorporación a este diario fue clave, porque allí entabló relaciones con la juventud literaria chilena -en aquellos tiempos, La Época reunía a lo más selecto de la intelectualidad liberal de 1880 y Darío formó parte de ella-. También pudo acceder a la lectura de los autores europeos, pues se recibían las últimas novedades de autores franceses, tales como Théophile Gautier, Émile Zolá, Pierre Loti, Stéphane Mallarmeé, Alphonse Daudet y Guy de Maupassant; de escritores españoles, entre ellos Benito Pérez Galdós, Armando Palacio Valdés, Marcelino Menéndez y Pelayo y Leopoldo Alas, y de rusos, Ivan Turgenev, Fedor Dostoievski, Alexander Pushkin y León Tolstoy. Y, por último, incentivó su productividad literaria: este medio le sirvió para difundir gran cantidad de cuentos, poemas y ensayos.

En La Época trabó amistad con importantes escritores y personalidades de la cultura, tales como: Luis Orrego Luco, Manuel Rodríguez Mendoza, Pedro Montt, Augusto Orrego Luco, Jorge Huneeus Gana, Alfredo y Galo Irarrázabal; Narciso Tondreau, Alberto Blest Bascuñán, Carlos Luis Hubner; Vicente Grez y Pedro Nolasco Prendez. Respecto a este grupo, Raúl Silva Castro opinó: "Grupo juvenil y entusiasta, dinámico y exaltado por el arte y por la gloria, combatían la pasividad de la sociedad de Santiago, eran Quijotes, en fin, de una cruzada que sólo iría a producir sus frutos más adelante" (Silva Castro, Raúl. Rubén Darío a los veinte años. Santiago: Andrés Bello, 1966. p. 63)

Según Eugenio Orrego Vicuña, el paso por el diario La Época fue fundamental para el arraigo de Darío en la escena literaria chilena, puesto que allí, "dio a luz, con lo más nutrido de su producción periodística, algunos de sus cuentos, y allí, en los salones cubiertos de periódicos y recortes extranjeros, conoció a los principales amigos que en Chile tuvo" (Antología Chilena. Santiago: s.n., 1942. p. 10).

Con el tiempo, llegó a ser cronista o jefe de informaciones.