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Chilenidad

En Chile, los exponentes del Criollismo varían y se entremezclan con otros movimientos según el criterio del estudioso o historiador literario que establezca las taxonomías. Sin duda el Criollismo no ha sido, en Chile, un movimiento estático, sino que ha tenido un desarrollo diacrónico y por lo tanto se pueden distinguir varias fases y, en ellas, promociones, grupos o generaciones. El ordenamiento es complejo y diverso: entre los más importantes críticos que han intentado ordenar el fenómeno se cuentan, además del mismo Mariano Latorre, Ricardo A. Latcham, Mario Ferrero, Cedomil Goic y Maximino Fernández Fraile. El período diacrónico que ocupa el desarrollo del movimiento varía entre las diferentes perspectivas, pero tiende a agruparse entre 1900 y 1942, distinguiéndose, generalmente, tres generaciones criollistas, sobre todo en Latcham y Ferrero, quién agrega un cuarto grupo que denomina "Realismo popular de la Generación del 38". Entre los nombres más representativos destacan Carlos Pezoa Véliz, Baldomero Lillo, Mariano Latorre, Diego Dublé Urrutia, Joaquín Díaz Garcés, Olegario Lazo Baeza, Víctor Domingo Silva, Rafael Maluenda, Fernando Santiván, Augusto D'Halmar, en su incursión naturalista de Juana Lucero, Marta Brunet, Luis Durand, Nicomedes Guzmán, Raynaldo Lomboy, Nicasio Tangol, Juan Modesto Castro, Oscar Castro, Gozalo Drago, Lautaro Yankas y Daniel Belmar, entre otros.