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Su pintura

Adolfo Couve utilizó el óleo sobre tela como principal técnica de su trabajo plástico, y desarrolló básicamente tres géneros: retratos -de conocidos o de él mismo-, naturalezas muertas y paisajes, principalmente playas de la costa chilena. En este sentido cabe destacar que el pintor no trabajó con la imaginación, prefiriendo dialogar con un referente real concreto. Muy cercano a Pablo Burchard Eggeling, Couve se desarrolló como pintor intimista, como un realista nostálgico, cercano al naturalismo.

Sus pinturas se caracterizaron por tener trazos rápidos, gestuales y únicos para representar pocos objetos -que recuerdan la factura de los bocetos-, amplios espacios vacíos, reducida paleta de colores y un tema aparentemente sin importancia. Por otra parte, la pintura del artista no evidencia los detalles de los paisajes o de las figuras humanas que pintaba; lo fundamental para el creador fue plasmar en sus cuadros la visión de que la pintura se piensa a sí misma. De este modo, su obra mostró un interesante trabajo relacionado con los juegos de luces y sombras y con la trasgresión constante de la perspectiva clásica, entre otras características que invitan a reflexionar sobre la pintura como un artificio.