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Coloridos dibujos e imágenes representativas

Si bien en los comienzos de la Brigada, cuando la mayoría de los trabajos correspondía a textos alusivos a la campaña presidencial, los colores utilizados fueron principalmente el negro y amarillo. En la etapa posterior a la elección de Salvador Allende Gossens como presidente, la gama cromática se amplió al rojo, blanco y azul, lo que en combinación con los anteriormente señalados aumentó las posibilidades de delineado y color. A esta época pertenecen los íconos generalmente asociados a la Brigada como la estrella, la paloma, el puño empuñado o sosteniendo la hoz y el martillo, rostros y bustos de distintos trabajadores como mineros y campesinos, niños y niñas, además de la mujer en sus distintos posibles roles (trabajadora, madre, esposa), recordando de esta forma el legado estético de la tradición muralista latinoamericana. Sin embargo, es importante destacar que aunque la posibilidad de acercar el arte al pueblo era una de las preocupaciones de estas Brigadas, primaba en sus murales el interés por sostener una comunicación de índole política con su espectador, por lo que en sus diseños la aparición de los actores antes mencionados se relacionó siempre con reformas o iniciativas planteadas por el gobierno de la Unidad Popular.

Las intervenciones de estas Brigadas tuvieron como soporte diversos emplazamientos como fábricas, sindicatos, hospitales y, especialmente, los muros de distintas ciudades del territorio nacional. En relación a estos últimos, el criterio que se utilizaba para su selección era el potencial número de espectadores que podría observar estas producciones presentes en los muros. A pesar de la fugacidad de los diseños, las BRP idearon estrategias tendientes a aumentar la legibilidad de estos diseños por parte de los receptores. Estas representaciones se mantuvieron hasta el golpe de Estado de 1973, y retornaron de forma paralela a la vuelta de la democracia, desde los últimos años de la década de los ochenta y comienzos de los noventa.