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París

La época de París fue de mucha actividad para María Luisa Bombal. En numerosas entrevistas recordó con gran entusiasmo este período de su vida. Fue durante su formación escolar y universitaria en Francia que entró en contacto con las obras de la literatura europea que la marcarían como lectora y que luego resultarían determinantes en su desarrollo como escritora. En testimonios autobiográficos la escritora señala algunos autores de su predilección, como el noruego Knut Hamsun y los poetas del simbolismo francés: "Fui gran lectora de Paul Valéry, aunque ahora hace años que no lo he leído... A Baudelaire y Verlaine sí que los leo siempre, esa música como que me alivia." ("Testimonios autobiográficos", Obras completas. Lucía Guerra (comp.) Barcelona, Santiago de Chile: Andrés Bello, 2000. P.328)

Es en esta época que la joven María Luisa se inicia en la escritura, incursionando primeramente en el género dramático. Su interés por el teatro la llevará incluso a experimentar como actriz, incorporándose a los cursos de arte dramático del Teatro l'Atellier. En aquel entonces, esta actividad no era bien vista para una señorita de sociedad, por lo que tras aparecer en una primera obra, su familia, consternada, resolvió el regreso a Chile.

"En París, también estudié arte dramático con Charles Dullin, lo hacía escondida. Mi mamá se vino y yo me quedé en París con mis tíos, vivía en un pensionado, pero pasaba los fines de semana y las vacaciones con ellos. Tú comprendes que en esa época meterse al teatro era de lo peor... Entonces, Dullin utilizaba a sus alumnos de la escuela para salir a escena a hacer papeles menores, por ejemplo, entrar y decir 'La comida está servida' (tono teatral) ¿comprendes tú? (ríe) El hijo de don Quijote se llamaba la pieza, todavía me acuerdo del nombre, entonces yo vestida pasaba con una bandeja, unos amigos de la familia estaban entre el público y fueron a decirle a mi tío Pepe. Al otro día mi tío fue y me volvió a ver salir a escena, ¡qué escándalo! Mi tío, muy serio, me llamó y me dijo 'María Luisa, te sales del teatro ahora mismo y le escribiré a tu mamá diciéndole que, de ahora en adelante, no nos hacemos más responsables de ti'. Así que por eso renuncié al teatro, pero, en el fondo, renuncié porque no era mi vocación". ("Testimonios autobiográficos", Obras completas. Lucía Guerra (comp.) Barcelona, Santiago de Chile: Andrés Bello, 2000. p. 329-330)

Durante su estancia en la capital francesa, María Luisa Bombal participó de la bullente escena cultural que caracterizó a la sociedad parisina de la primera mitad del S.XX y que se convirtió en referente para los intelectuales y artistas latinoamericanos de aquel entonces. No obstante, este ambiente lleno de estímulos se contraponía a la educación católica que había recibido y al conservadurismo predominante, ámbitos según los cuales la mujer se encontraba destinada al rol de esposa y madre. El conflicto que genera esta contradicción aparece como un tema recurrente en la obra narrativa de la autora, y determina de forma crucial la existencia de los personajes femeninos representados. Asimismo, se puede afirmar que esta fue una problemática común para las mujeres intelectuales de la época, algunas de las cuales se encontraban en el mismo círculo de la joven Bombal, como fue el caso de la chilena Teresa Wilms Montt, quien se suicidó en París en 1921.