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Resolvió volver a Chile

Bolaño siempre tuvo en mente volver a Chile y con el dinero que recaudó de su trabajo como articulista en diferentes medios de prensa mexicanos, se puso en marcha. Según Bolaño dicha travesía por Latinoamérica, tuvo dos intencionalidades: "Una era la beatnik, de libertad suprema, y la otra el regreso al país natal para participar en la Unidad Popular" (Villouta Rodríguez. Mili. "Roberto Bolaño. Escritor nómada", El Mercurio, 17 de julio, 1999, p. 46-49). Por esa época, se sentía cercano a la extrema izquierda, aunque, según él, su ideología era troskista. Por esa razón, quiso regresar a Chile: a hacer la revolución. En su trayecto pasó por diferentes países y ciudades, en los cuales no se quedaba más de dos días. Algunos tramos los hacía a dedo, otros en autobús y otros en barco. En su camino vio de todo.

A su llegada a Chile se dedicó a hacer diferentes trabajos. Tras el golpe Militar, formó parte de la resistencia de izquierda de su barrio, pero no participó tan activamente. Tiempo después cuando viajaba desde Los Ángeles a Concepción, fue obligado a bajar del bus y fue tomado preso. Confundido por la detención, pues siempre afirmó que a pesar de ser de izquierda, nunca militó en algún partido, no opuso resistencia. Finalmente, fue liberado gracias a la intervención de dos carabineros que lo conocían de la infancia: "A mí me sacaron de la cárcel dos policías, que habían sido compañeros míos a los quince años. Yo salí a los ocho días porque estaban estos dos allí; si no me hubiera podido pasar un mes o dos. Pero un día voy y me encuentro a un detective que dice: '¿no te acuerdas de mí? Soy tu compañero'. Yo no me acordaba de nada. Fue impresionante" ("Entrevista a Bolaño". Lateral. Revista de cultura, (40), abril, 1998). Este episodio, más tarde lo retrataría fielmente en un cuento de la compilación Llamadas telefónicas (1997).

Luego de esa experiencia, Bolaño insistió en quedarse: "Lo digo de verdad. Cada noche te podían matar. No sabías que podía ocurrir. Pero creo que mis ganas de no dejar Chile tienen que ver con que la bronca era tan anfetamínica, que volver a México era como perder la dosis" (Meruane, Lina. "La estrella distante de las letras chilenas", Caras, (258): 94-97, 20 de febrero, 1998). Sin embargo, cedió a la voluntad de su madre y regresó a México.

Durante aquellos meses en Chile, no se dedicó mayormente a la literatura. Todo lo que hizo fue escribir un único poema, tal cual él mismo señaló: "Era sobre David Bowie y Nueva York. Lo escribí mientras estuve detenido y era un poema muy malo pero mejor que todo lo que hacía por aquella época que era horrible. Durante ese período sólo me ocurrieron dos cosas: el poema de Bowie y leer, también estando preso, un reportaje sobre la casa de campo de Dylan Thomas, en Gales. Me impresionó porque jamás pensé que Dylan Thomas tuviera una casa tan increíble y lujosa" (Rivera, Angélica. "Tomo la literatura en broma", Las Últimas Noticias, 15 de noviembre, 1998).

Sobre los últimos días que pasó en Santiago, publicó un artículo, el cual titulado "¿Quién es el valiente?", recreó las visitas que realizaba a las librerías, las cuales en los meses siguientes al Golpe Militar permanecían casi vacías: "De mis visitas a aquellas librerías recuerdo sobre todo los ojos de los libreros, ojos que a veces parecían los de un ahorcado y que a veces estaban velados por una tela como de legañas y que ahora sé que es otra cosa. No recuerdo, además, haber visto nunca librerías tan solitarias" ("¿Quién es el valiente?", El País, 31 de enero, 1998).