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Los borradores de la muerte

Si bien Los borradores de la muerte fue un libro articulado como una compilación de cuentos, puede leerse como un largo ensayo donde el autor expone su reflexión íntima sobre la vida y la muerte. En efecto, lo precede un prólogo donde éste mismo explica el por qué de su escritura: "Entonces me angustió la idea de que podía yo a mi vez morirme sin decirle nada a nadie, algo siquiera de esto, que era terriblemente importante. Morir así sería casi haber vivido en vano. En vano para los amigos, para los hijos. Y de pronto esta situación mía se fue transformando en la situación de un personaje. Sí: un padre que ha hablado con su hijo, pero no le ha dicho nada. Nada no cotidiano. Ahí estaba el cuento. Fue el primero" (Guillermo Blanco. Los borradores de la muerte. Santiago: Zig-Zag, 1969. p. 11).

El libro se inicia con un epígrafe de Francisco de Quevedo que refleja el sentir del autor: "La muerte no la conocéis y sois vosotros mismos vuestra muerte: tiene la cara de vosotros y todos sois muertos de vosotros mismos. La calavera es el muerto y la cara es la muerte; y lo que llamáis morir es acabar de morir; y lo que llamáis nacer es empezar a morir, y lo que llamáis vivir es morir viviendo y los huesos es lo que de vosotros le sobra a la sepultura" (Guillermo Blanco. Los borradores de la muerte. Santiago: Zig-Zag, 1969).