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Augusto Goeminne Thomson

Dos hipótesis se barajan sobre el seudónimo adoptado por Augusto Goeminne Thomson al publicar en 1914 La lámpara en el molino. Por una parte se postula que el apellido D'Halmar fue tomado del abuelo materno, John Joachim Thomson Barón de D'Halmar, marino sueco que contrajo matrimonio en Valparaíso con Juana Cross. Por otra, y según afirma Mariano Latorre, se cree que el apellido fue una adaptación de Hjalmar Ekdal, nombre de un personaje de El pato silvestre, texto dramático de Ibsen.

"D'Halmar era un hombre profundamente divorciado de la realidad. Su vida entera fue un desafío a los hábitos e ideales del hombre vulgar. Exteriorizó su desprecio por la lógica común cultivando, con maestría wildeana, el arte de la paradoja. Huyó de la vida sedentaria como de la peste. Fue modelo de vagabundos, espejo de alucinados, arquetipo de solitarios. Más de una vez soñó con devolverse hacia los causes de la vida hogareña, normal, apacible, pero el aventurero que había escondido en él, trastocó todo propósito de sumisión, viniendo a apaciguarse sólo cuando la vejez y las enfermedades le obligaron a echar anclas en Santiago, preparándose para bien morir". En Premios Nacionales de Literatura, de Mario Ferrero Podestá.

Dentro de la producción literaria de Augusto D'Halmar fue también importante su labor como cronista. Así, en 1975 Alfonso Calderón publicó Recuerdos Olvidados, "especie de memorias inmemoriales", conjunto de crónicas que Augusto D'Halmar publicó en el diario La Nación, entre el 28 de junio de 1939 y el 29 de diciembre de 1940. Incluye: La generación del 900, El Ateneo, La Colonia Tolstoyana, Rubén Darío y los americanos en París y Santiago a fines y a comienzos de siglo.