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Marcel Duchamp

Marcel Duchamp (1887 - 1968) fue uno de los más rupturistas y polémicos artistas plásticos franceses del siglo XX. Escasamente reconocido en sus inicios, pronto se sintió inclinado hacia las corrientes artísticas vanguardistas, dadaístas, cubistas, futuristas y, en general, surrealistas para luego preparar, con particular impronta, el surgimiento de gran parte de los caminos por los que habría de transitar el arte pop y el arte conceptual de los años sesenta y setenta. Ya hacia 1915, Duchamp renunció a continuar trabajando el formato pintura mas sólo para emprender nuevos rumbos de creación artística. Ello implicaba asumir una distinta forma de concebir el arte, a la producción artística y una significativa forma de concebir al espectador que, quizás, por primera vez se convertiría en activo protagonista en la reconstitución creativa de la obra o del objeto de arte.

Sus obras y propuestas estéticas fundamentales fueron los denominados Ready Mades y el Gran Vidrio. Los primeros referían a la elección y exposición, por parte del artista, de objetos de uso absolutamente cotidianos, sencillos, simples y de fabricación industrial masiva. Objetos que al ser intervenidos, aislándolos de su contexto tradicional, podían obtener valor artístico toda vez que dicha intervención y descontextualización suponía una provocativa propuesta estética al espectador que se asumía como copartícipe del proceso de creación de la obra.

La provocación misma no sólo parecía remitir al hecho de la aleatoria selección de los objetos, realizada por el artista, orientado mas bien hacia la indiferencia visual que per se tenían dichos objetos, y quedándose al margen de lo que la estética clásica había entendido por belleza y obra de arte, sino que, además, también parecía remitir a la radical importancia que adquiría el espectador, desde su propia intencionalidad y subjetividad interpretativa, al término de la obra, siempre abierta a múltiples y posibles determinaciones.

Esta última consideración cobró particular relevancia en la obra El Gran Vidrio, cuyo título Novia desnudada por sus amigas solteras apelaba a una seductora provocación erótica a ser continuada y terminada por el espectador copartícipe.

En definitiva, Duchamp preparó el camino para el surgimiento del arte conceptual, al poner aún más en entredicho los cánones tradicionales de la estética clásica, en lo concerniente al concepto de arte, al correlato de la idea de belleza -al otorgar la posibilidad de hacer arte a partir del artificio común, masivo, anodino e industrializado- a la respectiva idea de obra de arte -al escudriñar en la textualidad y en la materialidad de los objetos- y la comprensión misma de espectador, no más entendido desde la distancia contemplativa de la visualidad, sino evidente y provocativamente comprometido con su propia subjetividad al otorgar sentido artístico real del objeto en cuestión.

El filósofo chileno Pablo Oyarzún ha reflexionado directamente en torno a Marcel Duchamp y la importancia y significación de su obra en Anestética del Ready Made. Para Oyarzún, la experiencia del arte moderno implica, la mayor parte de las veces, llevar a cabo un doble quiebre: uno que remite a establecer una ruptura con la práctica tradicional del arte, en ella y desde ella, y otro que remite a establecerla con parte de los fundamentos de la teoría del arte tradicional en la que se pone en juego el modo de relación de la teoría y práctica del arte. Al parecer, en la obra y el programa estético de Duchamp coincidirían, sobre todo en lo que respecta a la propia declaración programática del artista por lograr una ruptura, una cisión constante y completa en cuanto a intentar romper sistemáticamente los esquemas tradicionales de la práctica artística pero también los nuevos. La idea es evitar toda posibilidad de resguardo, de consolidación.