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Tratado de 1929

El tratado de Ancón entre Chile y Perú, que puso fin a las hostilidades entre ambos estados, concedió a Chile en forma permanente el Departamento de Tarapacá y en forma provisoria el de Arica, y fijó en diez años el plazo para la realización de un plebiscito, de modo que fuera la población local la que decidiese a qué nación pertenecer. El referéndum nunca tuvo lugar y tras prolongadas negociaciones se resolvió dividir en dos el territorio en litigio, mediante una línea imaginaria que corre 10 kilómetros al norte y paralela al tendido del Ferrocarril Arica-La Paz. Así, Arica quedó definitivamente en territorio chileno y la vecina Tacna retornó a la soberanía peruana.