En el año 1985 Juan Villegas se pregunta si se deben aplicar los mismos criterios estéticos para juzgar la poesía femenina que la poesía escrita por hombres. Su respuesta se aclara al poner de manifiesto la constante exclusión de las mujeres en las antologías generales, revisionistas o críticas: "A pocos llama la atención que en las antologías o historias de la poesía el número de mujeres poetas es ínfimo en comparación con el de los hombres. Aun más son escasas las mujeres consideradas como cumbres poéticas o en los primeros lugares de una producción poética" (p. 18). Su ausencia es justificada por estos críticos en su falta de valor estético.

Villegas no cree haber reunido a todas las poetas chilenas, ni las mejores: "Esta antología evidencia que la producción poética femenina de las nuevas promociones poéticas es rica y variada" (p. 33). Ricardo Yamal sostiene que esta antología constituye un doble aporte para el género: primero, por estar consagrada íntegramente a la difusión de la poesía femenina joven; segundo, por la profundidad teórica del prólogo de Villegas, en el que "replantea el problema de la marginación que la crítica ha impuesto al discurso poético femenino" (Yamal, Ricardo. "Juan Villegas: Antología de la nueva poesía chilena", p. 1065), frente al cual esta antología "en sí, ya es una respuesta con signo positivo" (p. 1068).

La antología la integran: Marjorie Agosín, Francisca Agurto, Alejandra Basualto, Carmen Berenguer, Teresa Calderón, Bárbara Délano, Myriam Díaz-Diocaretz, Elvira Hernández, Carolina Lorca, Paz Molina, Rosabetty Muñoz, Heddy Navarro Harris, Verónica Poblete, Kathy Reyes de la Jara, Natasha Valdés, Virginia Vega, Cecilia Vicuña, Leonora Vicuña y Alejandra Villarroel.