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Oposición cotidiana

Cristián Zegers plantea que el parlamentarismo tiene sus primeras expresiones en el gobierno de Aníbal Pinto, quien no logró detener el avance del desequilibrio entre los poderes del ejecutivo y el parlamento. Pinto, con una actitud política pasiva, actuaba con resignación ante las decisiones que se tomaban en el Congreso, de lo cual daba cuenta en su diario personal.

A partir de su gobierno, el parlamento adquirió la fuerza suficiente para derribar ministerios a su antojo. La guerrilla entre las facciones políticas se adueñó del Congreso, surgiendo alianzas que, más que por afinidades ideológicas, se debían a estrategias políticas a fin de apoyar o destituir un gabinete más que por su competencia, por la militancia política de sus miembros. Sumado a lo anterior, el Presidente necesitaba del Congreso para aprobar lo que se denominó las leyes periódicas, esto es el cobro de contribuciones cada dieciocho meses, la ley de presupuestos y la autorización para que las fuerzas armadas permaneciesen en la ciudad sede del recinto parlamentario. A pesar de que en sus inicios mecanismos como la censura y la interpelación se utilizaron de forma responsable, poco a poco se fue abusando de ellos, desvirtuando el sistema. Así, por ejemplo, una vez desencadenada la Guerra del Pacífico y ante la insistencia de los parlamentarios de exigir cuentas a su Ministro de Defensa, el General Urrutia, el Presidente Pinto señaló en su diario, en numerosas ocasiones, "su desesperación por estos procedimientos que califica como 'miserias' imperdonables en tiempos de guerra" (Zegers, Cristián. "Historia política del gobierno de Aníbal Pinto", Historia, (6): p. 55, 1967).