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Cuentos

Si bien la prosa de Alicia Morel está dirigida, en principio, al público infantil, ello no excluye a los adultos del universo de lectores de sus obras. Para ella, lo que define la literatura infantil es que "siendo comprendida por los niños agrada también al lector adulto" (Morel, Alicia. "Una mujer que tiene algo de hada", Colibrí, número 1 (julio 1988), p. 15). Esta idea, de hecho, la impulsó a publicar La noche en la ventana (1983).

La Hormiguita Cantora y el Duende Melodía (1957), uno de sus primeros libros de cuentos para niños surgió a partir de los libretos teatralizados que elaboró para Radio Chilena en 1954, y que luego fueron publicados a través de las páginas de El Peneca antes de ser editados en un volumen, con ilustraciones de Elena Poirier. Los personajes que dan título a este reaparecieron luego en Las Aventuras del Duende Melodía (1994), así como en la serie de "Polita" (1973, 1985, 1991, 1996 y 2007).

Junto a la Editorial Andrés Bello, Alicia Morel estuvo encargada de organizar la antología de autores chilenos titulada Nuestros cuentos (1980), con el auspicio del Departamento de Extensión Cultural del Ministerio de Educación y la Sección Chilena de la Organización Internacional para el libro Juvenil (IBBY).

En 1969 la autora se trasladó a Valdivia, ciudad en la que residió por un período de cuatro años. Allí se empapó del imaginario de las tradiciones orales del pueblo mapuche, universo simbólico que, tiempo después, le sirvió como fuente para crear Cuentos araucanos. La gente de mi tierra (1983), trabajo por el cual recibió varias distinciones.

La presencia de la naturaleza -en cuanto escenario y agente de la acción narrativa- es una constante en sus historias. Las emociones y los estados de ánimo que la autora busca transmitir al lector se desprenden de las detalladas descripciones del entorno, donde dialogan los árboles, las flores, el sol, la luna, la lluvia, la hormiguita "Cantora", el señor "Caracol", la pequeña rana de Darwin, la chinita "Vinca", el gusano "Quitapenas", la joven "Codorniz", el detectivesco "Cururo", el duende "Melodía" y la bruja "Picarona", entre otros. Del mismo modo, en el mundo de fantasía de los cuentos de Alicia Morel también desfilan duendes, gigantes, hadas, brujas y genios. No es extraño, entonces, encontrar dentro de su vasta producción un cuento ecológico denominado La hoja viajera (1993).