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otras obras

Se tiende a describir el teatro de Alfredo Castro como una puesta en escena cargada de hermetismo y de metáforas, entendiendo "puesta en escena" como la articulación de diferentes elementos que participan en la ejecución de una obra teatral, como el texto, la imagen, la gestualidad y el estilo de la actuación. El mismo Castro es consciente de que su teatro no es para un público masivo: "Yo sé que no hago teatro para la masa, para que asistan dos mil personas, que no hago historias con presentación, clímax, nudo, desenlace. Yo no soy un director aristotélico, eso lo tengo clarísimo desde que nací" (Aravena, 1999: 92).

Algunas obras donde ha participado Castro son: Estación Pajaritos (1989-90, a cargo de la dramaturgia y actuación), La Tierra no es redonda (1989-90, puesta en escena), Rey Lear (1992-93, puesta en escena), Hombres Oscuros/Pies de Mármol (1995, dramaturgia y puesta en escena), Casa de Luna (1997, obra de Juan Claudio Burgos, inspirada en la novela El lugar sin límites de José Donoso; puesta en escena, adaptación y dramaturgia) y Kaspar (1999, dirección).

A fines de la década de los noventa, Castro dio un giro a su forma de encarar el teatro. A partir de la obra Hechos Consumados (1999, a cargo de la puesta en escena) comenzó a reconciliarse con un teatro de tinte más realista. Un año después, estrenó Patas de perro que, si bien presenta una estructura más lineal, en ningún caso se trata de un teatro fácil. En adelante, continuó abordando los temas que siempre le preocuparon, pero sacudiéndose el registro en demasía metafórico para centrarse más en las interpretaciones. Algunas obras de este período son: Eva Perón (2001, actor), Las Sirvientas (2002, a cargo de la puesta en escena), Devastados (2002, puesta en escena), Mano de Obra (2003, puesta en escena), Psicosis 4.48 (2004, puesta en escena), Casa de Muñecas (2006, dirección) y Un Roble (2008, puesta en escena).