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Ciudad Jardín

Aunque fue en Ñuñoa donde, a inicios del siglo XX, comenzaron a edificarse barrios siguiendo esta forma urbanística (como en avenidas Macul e Irarrázaval), el mejor estudio sobre la expansión de la ciudad hacia el oriente fue realizado para la comuna de Providencia. La arquitecta Montserrat Palmer en su libro "La comuna de Providencia y la ciudad jardín", indica que la suburbanización de esa comuna fue recogiendo buena parte de los principios arquitectónicos y de sociabilidad que estaban de moda en Europa y Estados Unidos. En una sugerente intervención del Estado a favor de sus empleados, la zona nor-oriente de Providencia vio aparecer, a mediados de la década de 1910, una serie de casas estilo bungalows o chalets que conformaron el llamado "barrio jardín". Esta era una idea de vivienda aislada con jardín, formalmente opuesta a la estructura tradicional de la ciudad, caracterizada por la fachada continua. Así se intentaba reproducir los postulados que Ebenezer Howard había pensado para Inglaterra hacia fines del siglo XIX, según los cuales el verde ornamental y la vivienda aislada en un terreno amplio, eran dos de los principios más destacados.

En Providencia el primer conjunto de viviendas construido bajo estos razonamientos fue el ubicado en calle Miguel Claro, entre Cano y Aponte y Valenzuela Castillo (al oriente del Hospital Salvador), edificado en 1915 por la Caja de Ahorros de los Empleados Públicos. Este complejo habitacional indicó el camino hacia una forma de crecimiento urbano totalmente novedosa, a la cual acudirían luego también los privados. Por ello el "barrio-jardín" que surgió en Santiago oriente se definió por ser un tipo de urbanización distinto al existente en la ciudad tradicional.

La relación de estos conjuntos habitacionales con los espacios públicos también era novedosa. El reemplazo de la antigua casa colonial, residencia habitual de los sectores medios de la época, por viviendas con jardines adyacentes a las vías de tránsito y calles estrechas y quebradas, exteriorizó los afanes de privacidad de sus moradores. Según Palmer, "La formación de grandes manzanas, 250x650 metros, 180x420 metros penetradas por calles sin salida o de continuidad poco clara tiende a reproducir, a otra escala, la característica del total de la comuna: una periferia con tránsito activo y un interior tranquilo [...] [Además] existe una relación estrecha entre los predios de un loteo y una cierta imagen de casa presente al momento de decidir las dimensiones y la proporción de los sitios. En los primeros decenios del siglo, los predios existentes en Providencia eran de gran profundidad: cuatro a cinco veces su ancho y con una gran diferencia en tamaño entre los de la zona Nor-Oriente y los de la Sur-Poniente de la comuna, más antigua y más pobre" (Montserrat Palmer, La comuna de Providencia y la ciudad jardín, pp. 17-18).