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El Partido Socialista y la Unidad Popular

Durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1911-1982), el Partido Socialista se dio a la tarea de reorganizar su estructura interna y su programa político. Con esto, buscó reactivar su influencia entre las masas de trabajadores y campesinos que habían apoyado el proyecto político del Frente de Acción Popular y movilizaron sus fuerzas para hacer una fuerte oposición al reformismo democratacristiano y disminuir la influencia de la centro-derecha entre el proletariado y los sectores populares.

Lo anterior permitió reestablecer también las alianzas políticas del PSCH, lo que dio lugar a la creación de la Unidad Popular (1969-1973), coalición formada por el Partido Comunista, el Partido Radical, el Movimiento de Acción Popular Unitario (MAPU) y el MAPU Obrero y Campesino, la Izquierda Cristiana y otras agrupaciones menores de la izquierda nacional.

Si bien el socialismo chileno abandonó la idea de la insurrección armada durante la década de 1960, mantuvo una postura favorable frente a experiencias revolucionarias como la Revolución Cubana y otras actividades subversivas relacionas con la influencia soviética en el contexto de la Guerra Fría.

En ese sentido y desde una perspectiva ideológica e intelectual, entre 1964 y 1969 tomó "cada vez más fuerza en el Partido Socialista una crítica radical de la línea de los frentes amplios y de los programas que se limitaban a plantear tareas antiimperialistas y antioligárquicas. Este enfoque encontró su apoyo sustancial, venido del mundo universitario: la teoría de la dependencia. Esta afirmaba la imposibilidad del desarrollo capitalista chileno (…) puesto que el subdesarrollo no era considerado una etapa sino un estado del capitalismo dependiente y por tanto cualquier posibilidad de desarrollo pasaba por el socialismo" (Moulian, Tomás. Fracturas. De Pedro Aguirre Cerda a Salvador Allende (1938-1973). Santiago: LOM, 2006, p. 251).

Bajo esos preceptos, la nueva alianza política que llevó a la presidencia al candidato Salvador Allende Gossens (1908-1973), lideró un proceso de profundos cambios estructurales, sociales, económicos y políticos, que alteraron el sistema democrático oligárquico-burgués de Chile. Desde un comienzo, la política del Partido Socialista fue de "avanzar sin transar" el programa de gobierno de la Unidad Popular, además de planificar las alecciones parlamentarias de 1971 y 1973 con tal de alcanzar las mayorías necesarias en el Congreso, que les permitiera respaldar políticamente las decisiones del gobierno. El proyecto socialista de la Unidad Popular se planteó desde una perspectiva nacional, patriótica y de construcción y profundización del "poder popular", conceptos defendidos por el propio partido en sus diferentes publicaciones y discursos de sus líderes.

Luego del triunfo de Salvador Allende en las urnas, el PSCH planteó en la Resolución política del Congreso de La Serena que los principales obstáculos del gobierno eran la reacción política, liderada por la Democracia Cristiana, el Partido Nacional y la Democracia Radical. Respecto de la organización del pueblo chileno, recalcaron que "el campo de la masa trabajadora de victoria de la Unidad Popular ha permitido la superación de la influencia del reformismo burgués democratacristiano sobre una parte de ella. (…) esa victoria (…) ha servido de estímulo a nuevas capas populares que plantean abiertamente sus aspiraciones y contribuyen a ensanchar y fortalecer el movimiento de masas. El conjunto de las medidas tomadas e iniciadas por el gobierno refuerzan objetivamente la potencialidad revolucionaria de la situación y agudizan la polarización de las clases" (Partido Socialista. Resolución política del Congreso de La Serena. En Núñez, Ricardo, prologuista, Witker, Alejandro, compilador. Historia documental del PSCH: 1933-1993: signos de identidad. Concepción: IELCO-CHILE, 1993, p. 183-185).

Junto con un diagnóstico de los primeros meses de gobierno, el documento puntualizó también sobre la necesidad de fortalecer la unidad entre comunistas y socialistas, además de mejorar el trabajo de los comités de trabajadores de la Unidad Popular. Respecto de las urgencias del gobierno, dejó en claro que lo principal era la nacionalización de "empresas imperialistas", de la banca y seguros, expropiación de los monopolios, una reforma agraria profunda, la designación de salarios mínimos y asignaciones familiares para obreros, campesinos y empleados y la absorción rápida de la cesantía. Finalmente, e señaló que "solo cumpliendo estas premisas, el Partid Socialista podrá prepararse a sí mismo y a las masas para el decisivo enfrentamiento con la burguesía y el imperialismo" (Partido Socialista, p. 185).

Para los socialistas el patriotismo era: "hacer patria y se hace patria cuando se lucha por reconquistar para los chilenos las riquezas fundamentales de nuestro suelo, cuando se combate por alcanzar plena soberanía política (…). El Socialismo no es anarquía ni desorden. Es todo lo contrario. El Socialismo está firmemente dispuesto a establecer una verdadera autoridad, poniendo término a la politiquería tradicional, a la demagogia estéril, a la indefinición cobarde, al reformismo hipócrita. Aspiramos a imponer un nuevo orden social basado en la disciplina de un pueblo que se entrega a la obra revolucionaria y al trabajo creador con todas sus energías. (…) El gobierno popular deberá exigir más trabajo para producir más cobre, más hierro, más salitre, más productos agropecuarios, más casas y más artículos de consumo. Todo este trabajo ha de beneficiar a las mayorías nacionales, deberá servir para capitalizar al país, para elevar las condiciones de vida de los trabajadores y para crear más riqueza nacional" (Boletín del Comité Central de PS, número 10, Santiago, marzo de 1971. En Witker, Alejandro. Historia documental del Partido Socialista de Chile: 1933-1983, volumen I. México: Universidad Autónoma de Guerrero, Centro de Estudios del Movimiento Obrero Salvador Allende, 1983, p. 30-32).

Esta visión institucional, patriótica y de fortalecimiento de los lazos con las organizaciones de la clase trabajadora y los sectores populares en general, se vio tensionada al interior del propio Partido Socialista por las corrientes que plantearon la necesidad de confluir hacia la revolución armada para asegurar los avances del gobierno.

Al defender la consigna de poner en práctica "la tarea histórica" del socialismo chileno, Salvador Allende expresó gran parte de los ideales defendidos por el PSCH en su discurso en el Estadio Nacional del 5 de noviembre de 1970. En sus palabras, el socialismo chileno comenzó a construir en su gobierno el "poder popular" basado en las transformaciones que pondrían fin a los monopolios económicos; la transformación del sistema fiscal y la nacionalización del crédito; el fin de los latifundios y la profundización de la reforma agraria planteada desde el gobierno de Pedro Aguirre Cerda (1879-1941); la nacionalización de las industrias y la minería; y el fortalecimiento del Estado como herramienta de implementación de los cambios señalados, entre otras premisas. Esto definió la "vía chilena al socialismo", caracterizada por la ejecución de cambios revolucionarios a través de la democracia y las institucionalidad burguesa.

Respecto a esto último, Allende señaló que "es importante que cada uno de nosotros se compenetra en la responsabilidad común. Es tarea esencial del gobierno popular, o sea, de cada uno de nosotros, repito, crear un estado justo, capaz de dar el máximo de oportunidades a todos los que convivimos en nuestro territorio" (Allende, Salvador. Discurso en el Estadio Nacional. En Witker, Alejandro. Historia documental del PSCH: 1933-1993: socialismo y nación-socialismo y mundo. Concepción: IELCO-Chile, 1993, p. 35-36).

La crisis económica posterior, las tensiones con el centro político representado por el Partido Demócrata Cristiano y con la derecha liderada por el Partido Nacional, sumado a la radicalización y el discurso revolucionario de partidos como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP) -esta última realizó atentados explosivos y asesinó al ex ministro democratacristiano Edmundo Pérez Zujovic (1912-1971), sindicado como responsable directo de la "matanza de Pampa Irigoin" en Puerto Montt- que presionaron por la utilización de la vía armada, terminaron por erosionar al gobierno socialista de Salvador Allende, que fue derrocado con el golpe de Estado de 1973, el que acabó con el proyecto popular que el Partido Socialista intentó construir desde su fundación en 1933.