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Primer manifiesto Agú (1920)

En el sexto número de la revista Claridad (1920-1932), con fecha 13 de noviembre de 1920, su fundador, Alberto Rojas Jiménez (1900-1934), junto a Martín Bunster, utilizando los seudónimos Zain Guimel y Juan Martín, respectivamente, publicaron -bajo el título "Las nuevas tendencias estéticas: Agú"- un conjunto de cuatro poemas, entre los que apareció "Primer manifiesto Agú".

"Agú" es la onomatopeya latinoamericana del sonido que hacen los infantes cuando aún están aprendiendo la lengua, un "sonido nonsense, sin sentido" (Müller-Bergh, Klaus. "De Agú y Anarquía a la Mandrágora, notas para la génesis, la evolución y el apogeo de la vanguardia en Chile". Revista Chilena de Literatura. Número 31, 1988, p. 38). El manifiesto Agú proponía una creación literaria que se alejaba de la racionalidad de la escritura convencional y las literaturas de tono romántico o realista con vigencia en el Chile de comienzos del siglo XX. Como medio de expresión, encontró en el balbuceo, "agú", el gesto que permitía tal distanciamiento: "En un principio la emoción fue. / Agú. Lo elemental. La voz alógica. / El primer grito de la carne" (Rojas Jiménez, Alberto y Bunster, Martín. "Primer manifiesto Agú". Claridad. Año 1, número 6, 13 de noviembre de 1920, p. 7).

Según Pablo Neruda (1904-1973), al recordar a su amigo Rojas Jiménez en sus memorias, la voz "Agú" apelaba al "grito primario del hombre, el primer verso del recién nacido" (Neruda, Pablo. "Alberto Rojas Giménez". Confieso que he vivido. Barcelona: Seix Barral, 1974, p. 57).

Por este llamado a alejarse de la lógica del lenguaje convencional, la crítica ha leído la influencia del dadaísmo en este manifiesto. Para Jorge Teillier (1935-1996), dicho texto constituyó un "acto de audacia vanguardista que era un eco, sin duda, del movimiento Dadá nacido de manos de Tristan Tzara, Hans Arp y Richard Huelzembeck el 8 de febrero de 1916 en el Café Voltaire de Zurich, y con gran resonancia en Francia, desde la llegada en 1919 de Tzara a París. Es conveniente recordar que, para algunos comentaristas 'dada' es la onomatopeya del primer sonido emitido por un niño, o sea, lo que en 'chileno' viene a corresponder a 'agú'" (Teillier, Jorge. "El guitarrero vestido de abejas". En Rojas Jiménez, Alberto. Chilenos en París. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 2001, p. 27).

Jiménez y Bunster participaron en el año 1922 de otros manifiestos, como "Rosa náutica", dados a conocer en la ciudad de Valparaíso, en donde se vincularon con Neftalí Agrella (1896-1957), Julio Walton y los demás escritores agrupados bajo la firma "La dirección del movimiento vanguardista chileno".