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Engaños y desengaños (1855)

Engaños y desengaños es la segunda novela de Alberto Blest Gana. Fue publicada por entregas en la Revista de Santiago (1848-1855) en el año 1855, momento en el que Guillermo Matta (1829-1899), amigo del autor y sujeto de la dedicatoria de la novela, estaba a cargo de su dirección.

La trama de la obra -que se publicó como libro en 1858- se desarrolla entre Rancagua y Constitución en la década de 1840. La novela cuenta la historia del "amor obstaculizado" entre Ismael y Laura, quienes permanecen separados por un malentendido: Ismael observó que Laura recibía en su cuarto a otro hombre, Adriano, lo que lo hizo suponer que existía una relación entre ambos, sin embargo, el visitante se hallaba ahí para encontrarse en una cita con Florentina, hermana de Laura. Ante esto, Ismael, joven que pertenecía a una familia opulenta, realizó un viaje a Francia, donde "se dedica a la vida frívola". No obstante, a su regreso a Chile logró resolver su problema con Laura al comprender el malentendido y que también la cercanía de Adriano encubría otro secreto: él era el custodio de la herencia del hijo de Laura, dinero que había dejado el padre para el niño, con la condición de que la madre no tuviera segundas nupcias (Silva Castro, Raúl. Alberto Blest Gana. Santiago: Zig-Zag, 1955, p. 161-163).

Parte de la crítica ha hecho referencia a la obra de forma tangencial, dando cuenta de su posición en el conjunto de novelas del autor publicadas antes de La aritmética en el amor (1860), que son consideradas por esta recepción como "ensayos", "tanteos" o "esbozos" de novela. En este sentido, se ha notado que "pareciera que para la crítica su ciclo narrativo comenzara con La aritmética en el amor en 1860 y luego con Martín Rivas (1862) y que las obras publicadas con anterioridad fuesen materias para eruditos, solamente" (Barraza, Eduardo. "Desde que un día leyendo a Balzac: novela/folletín en la narrativa fundacional de Alberto Blest Gana". Alpha. Número 40, 2015, p. 44).

Esta visión puede observarse en las páginas que dedicó Raúl Silva Castro a la obra en su libro Alberto Blest Gana. En él, se detuvo en algunos pasajes de la narración que -según su lectura- expresan aspectos no logrados, los que califica como "simples ejercicios retóricos del autor". Entre ellos, "la multitud de escenas que no interesan en nada al desarrollo de la intriga, al mismo tiempo que personajes accesorios que forman ambiente pero no contribuyen a darle variedad"; las divagaciones sentimentales de algunos personajes, en especial las de Ismael; y la "aglomeración de adjetivos" que emplea el escritor (Silva Castro, p. 163-165).

En relación con el estilo de Engaños y desengaños, en la década de 1960, el crítico Eliodoro Astorquiza (1884-1934) indicó que en la obra se podía observar la influencia de Honoré de Balzac (1799-1850), aludiendo a los aspectos que Silva Castro criticaba en el ámbito estilístico: a Blest Gana "le encantaban esas tiradas líricas del peor gusto, esas metáforas intolerables, esas ininterrupciones del relato para decir en tono sentencioso las mayores banalidades". Otro elemento que habría tomado de Balzac es "la representación de la vida común y ordinaria". Para Astorquiza, esta influencia que el escritor presentaba en secciones de Engaños y desengaños no serían "deslices inevitables en un principiante", sino que "característicos del autor" ("Don Alberto Blest Gana". Atenea. Año XXXVII, número 389, 1960, p. 7-8).