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Alessandri: evocaciones y resonancias (1932)

Con la publicación de Entre deux mondes (1914), libro en el que Iris explicó "el carácter culturalmente fragmentado y contradictorio de su clase -grupo social con la mente en Europa y el cuerpo en Chile- y de su condición de mujer dentro de ese estamento social", la obra de Iris comenzó a comprometerse más con la vida pública y la política chilena (Prado Traverso, Marcela. "Inés Echeverría Bello (Iris) (1868-1949). Rubio, Patricia. Escritoras chilenas: novela y cuento. Tercer volumen. Santiago de Chile: Editorial Cuarto Propio, 1999, p. 48).

Así, por ejemplo, Iris fue una de las voces que abogó por la ampliación de los derechos civiles de las mujeres durante las primeras décadas del siglo XX; elogió la integración de estas en cargos públicos, aspecto tratado en su Discurso de incorporación a la Universidad de Chile; y apoyó abiertamente, en el terreno de la política partidaria, la figura de Arturo Alessandri Palma (1868-1950).

En 1920, Alessandri Palma fue elegido presidente de Chile, en una estrecha elección. Su figura representó la apertura hacia las demandas de la clase media y "tuvo como consecuencia la derrota política de la vieja oligarquía, seguida de una polarización del país entre sus herederos y las clases medias y obreras representadas por Alessandri" (Serani Pradenas, Edmundo. "Arturo Alessandri Palma. Su primer gobierno 1920-1925". Arturo Alessandri Palma: vida, política y sociedad. Chile: Biblioteca del Congreso Nacional, 2012, p. 125).

Hacia fines de octubre de 1924, un mes después de que Alessandri se fuera al exilio por presiones políticas y dejara la presidencia de Chile, Inés Echeverría, bajo la firma de Iris publicó el artículo "…Fue el enviado! No lo olvidemos…" en el diario La Nación, medio del cual fue colaboradora frecuente. En este texto, Iris hizo una apología de Alessandri, manifestando una mirada profética en torno a la misión del dirigente en la política chilena, pues lo consideraba como "El enviado", "El elegido": "Dio voz a los silenciosos. Prestó energías a los débiles. Puso vislumbre de conciencia, en la multitud envilecida. Rompió la cadena que ataba a los esclavos. Despertó las almas dormidas" (Iris. Fue el enviado: no lo olvidemos. Santiago: Nascimento, 1950, p. 45).

En 1932, Iris publicó el libro Alessandri: evocaciones y resonancias, mismo año en que el político chileno asumió por segunda vez la presidencia de Chile. En esta obra, Echeverría recogió el artículo publicado en La Nación, pero además incluyó fragmentos de su diario íntimo, un capítulo que posteriormente aparecería en un tomo de 1946 de Alborada y otros textos inéditos.

El libro se estructura cronológicamente siguiendo la evolución política de Alessandri, desde su adolescencia hasta 1932. En gran parte de la obra, en línea con su artículo publicado en La Nación, la autora utilizó un tono profético y simbólico para referirse a la figura del político, a quien consideraba destinado a la política.

Hacia el final de Alessandri: evocaciones y resonancias aparece la voz de Iris reflexionando sobre las ideas que antaño escribió en los fragmentos de diario recogidos en el libro. En este ejercicio de cavilación sobre sus propios pensamientos, Echeverría reiteró su visión del político como un elegido y precursor, así como también un incomprendido en su tiempo, quien recibió injusto oprobio por distintos sectores sociales: "Natural es que los desplazados de sus cómodas posiciones heredadas, usufructuadores de méritos y bienes adquiridos por otros, consideren a Alessandri su peor enemigo, lo extraño es que aún los beneficiados por su administración hayan permanecido ciegos en el último tiempo, atribuyéndole torpes ambiciones" (Iris. Alessandri: evocaciones y resonancias. Santiago: Empresa Letras, 1932, p. 100).