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Divulgación científica en la prensa

Durante la primera mitad del siglo XX, algunas revistas y periódicos chilenos incluyeron secciones y artículos de divulgación científica en sus páginas para difundir los conocimientos y avances alcanzados por la ciencia a un público más amplio.

Algunos de sus autores fueron científicos chilenos quienes, a través de estas publicaciones, divulgaron descubrimientos relacionados a sus especialidades. Uno de ellos fue el biólogo Luis Castillo quien colaboró en numerosas ocasiones en la revista Zig-Zag, abordando en un lenguaje simple temas como los avances en la producción de leche en polvo (cf. Sergio Prenafeta. La comunicación de la ciencia en Chile, Santiago: CONICYT, 2008). En relación a este asunto, Castillo explicó el proceso para elaborarla y sus beneficios, y comentó su posible adopción en Chile: "calcúlese qué gran provecho y qué grado de adelanto higiénico, alcanzaríamos en Chile, cuando este invento se adopte y se difunda en el país" ("Leche en polvo". Zig-Zag, n° 205, 1909, p. 45).

La prensa también divulgó contenidos científicos con usos prácticos. En su sección "Para todos", el semanario Sucesos informó a un público no especializado sobre el desarrollo de la ciencia a nivel internacional, y también incorporó notas que explicaron algunos aspectos prácticos de los hallazgos de expertos. Entre ellos, Sucesos advirtió sobre los riesgos de utilizar pipas usadas, entregó recomendaciones de higiene para prevenir el cólera y publicó un método para exterminar orugas en los jardines.

La divulgación de los avances científicos que ocurrían en otros lugares del mundo fue otro aspecto de estas publicaciones. Desde 1937 el diario La Hora incluyó cada domingo una sección llamada "Semana Científica", que fue dirigida por el doctor Casabellas. A través de ella, este medio divulgó semanalmente inventos y descubrimientos científicos, en áreas como la astronomía y la física, que se desarrollaron en otros países. En 1940 el diario informó sobre la radio en frecuencia modulada (FM) inventada por el ingeniero estadounidense Edwin Armstrong (1890-1954), que permitió escuchar radio "sin estática ni 'distorsión'" (La Hora, 28 de abril de 1940, p. 2).

Además, algunos de los contenidos de la "Semana Científica" se vincularon a la contingencia mundial marcada por el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, el 10 de septiembre de 1944 La Hora comentó en esta sección el uso del alcohol para la industria bélica, "especialmente en la fabricación de caucho sintético" ("Inmensa marea alcohol que no se beberá", p. 5).