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Los deportes como atractivo turístico en la “Guía del Veraneante”

Durante la década de 1920, el Estado creó los primeros organismos públicos destinados a la promoción del deporte del país, tales comola Comisión Nacional de Educación Física y la Dirección General de Educación Física. La labor de estas instituciones se fundamentó en las ideas de "mejoramiento de la raza" para la producción nacional, y la de "higiene moral" de los ciudadanos, mediante la difusión de los valores del deporte (cf. Pablo Sandoval & Iñigo García. "Cultura deportiva en Chile: desarrollo histórico, institucionalidad actual e implicancias para la política pública". Polis, 39, 2014).

En la década siguiente, la Empresa de Ferrocarriles del Estado amplió los espacios estatales de promoción del deporte, mediante su inclusión como atractivo turístico en la Guía del Veraneante. A través de descripciones, imágenes y secciones especiales dedicadas a ellos, esta revista invitó a turistas nacionales y extranjeros a practicar actividades deportivas durante sus vacaciones.

La pesca fue uno de los principales deportes promocionados por la publicación. La Guía del Veraneante 1935-1936 incluyó una sección llamada "Algunas informaciones sobre pesca en Chile", que junto con destacar a este deporte como uno de los más importantes de la temporada, detalló los principales sitios para practicarlo en el país, la mayor parte de los cuales se concentró en la región de Los Lagos. Asimismo a lo largo de sus números, la revista destacó la variedad y calidad de las especies que podían encontrarse en los lagos y ríos chilenos.

La importancia que el Estado le dio a la pesca continuó en la década de 1940 y se reflejó en la presencia de ella en dos portadas de la revista, en 1945 y 1949. En paralelo, en este período el Estado inició una labor de fomento a la pesca industrial a través de la CORFO, que consideró acciones de propaganda para incentivar el consumo de pescado (cf. Pablo Camus, Rodrigo Hidalgo y Enrique Muñoz. "Las disputas por el mar: bienes comunes, pescadores artesanales y pesca industrial. El caso de la caleta Cocholgüe a mediados del siglo XX". Población y sociedad, vol. 23, n° 2, 2016; pp. 91-114).

Pese a que la revista se presentó desde sus primeros números como un espacio dedicado al turismo de verano, ya a fines de los años treinta los deportes de invierno tenían importancia en Chile y fueron incluidos dentro de los atractivos turísticos de la Guía del Veraneante (cf. Rodrigo Booth. "Turismo y representación del paisaje. La invención del sur de Chile en la mirada de la Guía del Veraneante (1932-1962)" Nuevo Mundo: Mundos Nuevos, 2008).

En la sección "Canchas de ski de Chile", la revista ofreció información básica sobre los principales lugares donde practicar este deporte, tales como su altura y accesos. En ella, la Guía destacó constantemente las favorables características que el territorio nacional presentaba para el esquí y la calidad de las canchas chilenas, que eran comparadas con las de Europa o Norteamérica.

La inclusión de los deportes de nieve en la revista significó la consideración de otro tipo de lugares como destino turístico, distintos a los balnearios, lagos y termas. Uno de ellos fue Portillo, lugar al que se podía acceder a través del Ferrocarril Trasandino y donde podían practicarse actividades como el esquí y el patinaje. Asimismo, los deportes de invierno permitieron diversificar la oferta de los destinos y hacerlos atractivos durante todo el año. Por ejemplo, la Guía del Veraneante 1940 destacó que Osorno no sólo tenía actividades turísticas durante los meses de verano, sino que también en invierno, gracias a su cercanía a campos de esquí.