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Los servicios anexos de Ferrocarriles del Estado en la “Guía del Veraneante”

En la década de 1930, la Empresa de Ferrocarriles del Estado agregó, a su labor de transporte de personas y productos, un programa de fomento al turismo nacional y ofreció varios servicios anexos que complementaron y ampliaron la oferta turística del país.

Las revistas En Viaje y la Guía del Veraneante fueron iniciativas editoriales que formaron parte de este programa de propaganda turística. Estas publicaciones promocionaron los principales atractivos del territorio nacional y ofrecieron "la mirada oficial del turismo chileno" (Rodrigo Booth. "'El paisaje aquí tiene un encanto fresco y poético'. Las bellezas del sur de Chile y la construcción de la nación turística". Revista de Historia Iberoamericana, vol. 3, n° 1, p. 19).

Los servicios turísticos de Ferrocarriles del Estado fueron publicitados con frecuencia por la Guía del Veraneante. Una de las iniciativas que la empresa lideró, en ese período, fue la construcción de hoteles a lo largo del territorio, a través de su desarrollo por parte del departamento de arquitectura o mediante la participación de consorcios hoteleros. Algunos de los hoteles que construyó Ferrocarriles del Estado fueron el Hotel Pucón en el Lago Villarrica y el Hotel de Puerto Varas en el Lago Llanquihue. En la Guía, estos hoteles fueron publicitados con fotografías, valorados por sus ubicaciones, servicios y comodidades, y comparados con "los grandes centros del turismo mundial" (Guía del Veraneante 1941. Santiago: Talleres Gráficos de los FF.CC. del E, p. 141).

Según el historiador Rodrigo Booth, "estas obras constituyeron los más importantes ejemplos de la recomposición de los 'puntos de interés para el turista' que suscitaba la reestructuración territorial impuesta por esta empresa pública" ("Turismo y representación del paisaje. La invención del sur de Chile en la mirada de la Guía del Veraneante (1932-1962)". Nuevo Mundo: Mundos Nuevos, 2008 [En línea]).

La empresa también ofreció servicios de trenes y boletos especialmente destinados a los turistas, mediante el aumento de las frecuencias en los días de descanso y la reducción de las tarifas. Algunos de ellos fueron los "trenes excursionistas" que operaban los domingos y festivos, otros fueron los boletos de fin de semana que permitían viajar entre Santiago y el litoral central; y los abonos de turismo, destinados a las familias que querían pasar más tiempo en los destinos. La Guía del Veraneante incluyó en sus números los itinerarios y tarifas de estos boletos especiales y también publicidad sobre ellos, invitando a utilizarlos para visitar las termas, balnearios y principalmente el sur de Chile, destino predilecto de la revista.

Otro servicio de transporte brindado por Ferrocarriles del Estado fue el marítimo, que abarcó desde el norte de Chile hasta la zona austral. Su puesta en marcha en 1939 respondió a un encargo del gobierno y al objetivo de fomentar el turismo y la economía nacional. Además en ese período, la colonización de este territorio por parte del gobierno chileno era aún un proceso reciente. Según la revista, gracias a este servicio se logró conectar la zona austral con el resto del país, fomentar el turismo hacia ese sector, transportar productos como la lana y el cuero hacia el centro de Chile, y trasladar obreros a Magallanes para trabajar en la economía ganadera.

Finalmente, a través de su oferta de viajes de "turismo social", destinados a empleados y obreros con precios reducidos en pasajes y alojamiento, la empresa también colaboró con el proceso de democratización del descanso. De acuerdo a la Guía del Veraneante 1949, este servicio se fundamentó "en el deseo de que todos los chilenos conozcan su país en razón de que toda persona necesita disfrutar de esparcimiento y de descanso en la temporada de vacaciones" (Santiago: Talleres Gráficos de los FF.CC. del E., p. 165).