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Estudios sobre la colonia de Magallanes

Cuando ya habían transcurrido las primeras décadas desde la fundación de la colonia de Magallanes, distintas personas provenientes del mundo público y privado publicaron estudios sobre ella. En estos, sus autores describieron la situación en la que se encontraba la colonia, identificaron sus principales potenciales y necesidades, y demandaron al gobierno central que se hiciera cargo de ellas.

Uno de los puntos que denunciaron sus autores fue el desconocimiento que existía sobre el territorio magallánico. En un estudio publicado en 1901, Alberto Fagalde señaló que el gobierno "no conociendo ni la extensión ni la capacidad industrial del territorio, mal puede estimular y establecer una colonización nacional o extranjera que lo pueble, civilice y enriquezca" (Magallanes: el país del porvenir. Valparaíso: Talleres Tipográficos de la Armada, 1901, p. 22).

Los estudios también presentaron las principales necesidades que tenía la colonia, tales como el mejoramiento de las comunicaciones con el resto del país y de la educación primaria, la construcción de un muelle de pasajeros, la instalación de los servicios de agua potable y alumbrado público, y la solución al problema de la tierra (cf. Pedro Nolasco. Magallanes un emporio de riqueza nacional: conferencia dada en la asociación de la prensa, bajo su patrocinio en septiembre de 1897. Santiago: Imprenta Santiago de Chile, 1897).

Ante estas necesidades, los autores de dichos estudios denunciaron la falta de atención que el gobierno chileno había puesto en la colonia y el abandono administrativo en que esta se encontraba, lo que para ellos limitaba su desarrollo. En un estudio publicado por el abogado Roberto Vera (1844-1916) en 1897, su autor afirmó que Magallanes merecía "que los hombres del Gobierno fijen allí sus miradas y le den el grito de ¡adelante! para que ocupe en lo sucesivo el rol que le depara su situación y su riqueza" (La colonia de Magallanes i Tierra del Fuego (1843 a 1897). Santiago: Imprenta la Gaceta, p. X).

Para algunos de estos autores, la falta de atención que el gobierno central mostraba sobre la colonia de Magallanes contrastaba con el potencial que esta tenía para contribuir al desarrollo económico del país. Por este motivo, algunas publicaciones se dedicaron a contribuir al conocimiento del territorio magallánico y sus fortalezas, buscando así estimular la acción estatal sobre este. En un texto dirigido al ministro de Industria y Obras Públicas y al ministro de Relaciones Exteriores, Culto y Colonización en 1897, Pedro Nolasco afirmó que "la fuente inagotable de riquezas i el porvenir de Chile está, allá, en el Sur" (Magallanes un emporio de riqueza nacional…p. 4).

En los años siguientes, algunas de las demandas presentadas en estos documentos fueron siendo atendidas, ya sea por la iniciativa pública o privada. En el ámbito de las comunicaciones, en 1907 la Casa Braun y Blanchard estableció un servicio de vapores entre Punta Arenas y Valparaíso que permitió mejorar las comunicaciones entre Magallanes y el resto del país. Asimismo, en 1928 Carlos Ibáñez del Campo (1877-1960) creó la Provincia de Magallanes en consideración de su "madurez social y económica" (Mateo Martinic. Breve historia de Magallanes. Punta Arenas: Eds. de la Universidad de Magallanes, 2002, p. 101). Por último, en 1937 el gobierno decretó la Ley de Tierras de Magallanes, que permitió subdividir la tierra que hasta ese entonces se encontraba en manos de las compañías ganaderas.