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Traducciones de libros sobre educación durante el siglo XIX

Durante el siglo XIX, la traducción se desarrolló como una tarea complementaria del trabajo de los intelectuales chilenos y tenía como uno de sus propósitos divulgar ideas extranjeras. Fue promovida, además, como una iniciativa estatal para apoyar el aprendizaje de estudiantes de diversas áreas, con el fin de consolidar la cultura nacional.

Parte de las traducciones que se realizaron fueron adaptadas a grupos de lectores más o menos específicos, como, por lo general, lo indicaban prólogos, dedicatorias y subtítulos en portadillas con frases del tipo: "Adaptada para las escuelas de Chile" o "Adaptadas para nuestras costumbres y creencias". Aunque era recurrente que se indicara la información de la adaptación en algunas de estas obras, no lo era la atribución de los autores originales.

Entre las primeras adaptaciones que registró José Toribio Medina (1852-1930) en su Biblioteca chilena de traductores (1820-1924), en la década de 1830, Andrés Antonio de Gorbea (1792-1852) tradujo el Curso completo de matemáticas puras (1833) de Louis Benjamin Francœur (1773-1849), destinado a "la juventud ansiosa del saber", y Santiago Ballarna tradujo del francés el Curso elemental de fortificación de campaña para el uso de los alumnos de la academia militar.

Hacia mediados del siglo XIX, debido al desarrollo de la educación primaria y al surgimiento de la Ley de Instrucción Primaria, en la que el Estado garantizó la educación inicial gratuita, fue necesario contar con materiales de pensamiento pedagógico y obras para ser utilizadas en las escuelas por docentes y estudiantes.

En 1843, el Estado proclamó a la Universidad de Chile la institución encargada de velar por la dirección de las escuelas primarias. Entre las funciones que esta desempeñó, debía visar los textos que serían utilizados en colegios, razón por la cual también se hizo responsable de encargar la traducción de obras -que eran mayoritariamente francesas-, además de examinar y aprobar las traducciones que serían leídas en el contexto educativo (Cabrera Ponce, Ileana, "El aporte de la traducción al proceso de desarrollo de la cultura chilena en el siglo XIX". Livius. Número 3, 1993, p. 54-59).

Entre el número de traducciones que la Universidad de Chile examinó y aprobó para el desarrollo de la lectura en las escuelas, se encuentran dos obras traducidas del francés en 1844 por Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), que fueron utilizadas por años en las escuelas primarias: La conciencia de un niño y Vida de Jesucristo, traducciones de corte moral para el uso de las escuelas primarias, que tuvieron varias ediciones durante el siglo XIX.

Otros textos, dirigidos para la formación de docentes, fueron los manuales que se tradujeron en distintos momentos del desarrollo de la pedagogía en Chile. Luego del surgimiento de las escuelas normales en 1842, ante la necesidad de un texto de guía para los profesores, el español Rafael Minvielle (1800-1887) tradujo en 1843 el Manual de preceptores, bajo el subtítulo: "Traducido libremente y adaptado para los de las escuelas de Chile", en el cual no apareció el nombre del autor original. Al año siguiente, tradujo otro manual de carácter similar desde el francés, pero dirigido a las preceptoras: El libro de las madres y de las preceptoras. Sobre la educación práctica de las mujeres.

Hacia inicios del siglo XX, el Estado continuó su tarea de promoción de la traducción de obras con fines pedagógicos. José Abelardo Núñez (1840-1910), Inspector General de educación, tradujo varios textos que se repartieron de forma gratuita entre el magisterio del país (Labarca, Amanda. Historia de la enseñanza en Chile. Santiago: Universitaria, 1939, p. 187), así como en 1915, apareció un nuevo manual dirigido a las maestras traducido por Brígida Walker (1863-1942), directora de la Escuela Normal N°1, llamado Curso de pedagogía y metodología: adoptado por el gobierno belga para el uso de sus escuelas normales, escrito originalmente por Jean Aubert (1749-1837). Posteriormente, ante la necesidad de renovar las metodologías de enseñanza-aprendizaje, Fanor Velasco (1843-1907), publicó una serie de textos traducidos para el uso de escuelas primarias y técnicas.