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Otros espacios de difusión del espiritismo

Junto a las asociaciones espiritistas, las revistas y las traducciones de libros extranjeros sobre esta doctrina, existieron en Chile otros espacios de difusión del espiritismo. Estos se caracterizaron por acercar la doctrina a la cultura de masas y por ubicarla fuera de los espacios tradicionales de la religión, ya que no necesitaban de la "mediación de lo sagrado" (Manuel Vicuña. Voces de ultratumba, Santiago: Taurus, 2019 p. 23).

Uno de ellos fue la revista Sucesos de Valparaíso. Entre agosto de 1923 y mayo de 1924, este medio publicó sin interrupciones una sección llamada "Consultorio Espiritista", donde las personas hacían preguntas a los espíritus de sus familiares o personas queridas, mediante un cupón que venía con cada número de la revista y que se enviaba por correo a su director. Las respuestas, que eran publicadas en las páginas de la revista, resultaban de las comunicaciones que un médium establecía con ellos.

El éxito que tuvo la sección fue manifestado en la revista desde el principio. A través de ella, la revista Sucesos acercó el espiritismo a una mayor cantidad de personas. Muchos encontraron en este espacio una forma de comunicarse con sus familiares sin necesidad de pertenecer a un círculo o asociación dedicada a esta doctrina.

También circularon en Chile obras literarias que trataron sobre el espiritismo, y que tuvieron la intención de dar a conocer la doctrina desde la ficción. Una de ellas fue la novela de folletín titulada Revelaciones de ultratumba, del escritor y periodista anticlerical Ramón Pacheco (1845-1888). El argumento de la obra, publicada en 1876 por la Imprenta Santiago, comienza con la entrega de un manuscrito que un amigo del narrador le hace antes de morir, con la indicación de esperar hasta el día 1 de mayo de 1876 para abrirlo. El narrador obedeció la instrucción y luego presentó el contenido del documento. Este último narra la historia de Guillermo, quien se comunica con el espíritu de Corina, su novia muerta.

La obra fue elogiada por los espiritistas de la época. En 1903 la revista del "Centro Jacinto Chacón" de Valparaíso se refirió a ella como una "hermosa novela espiritualista" y como un "libro encantador por los principios que difunde". Asimismo, señaló que esta obra tuvo un gran éxito en Chile (Pedro Pablo Figueroa. "Luz del cielo". A dónde vamos?, n° 4, p. 110).

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