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Cuentos o historietas

El desarrollo de la ilustración y el humor gráfico está ligado a la prensa y la industria editorial. Particularmente en el siglo XIX, esta codependencia se nutrió con el nacimiento de una variada prensa de corte satírico, inaugurada el 26 de junio de 1858 con la publicación del "Prospecto" de El Correo Literario.

Estos periódicos y revistas, la mayor parte efímeros, nacieron en directa relación con las coyunturas políticas de su tiempo, arrogándose, muchas veces, un rol censor respecto de la administración del gobierno del país. Por intermedio de viñetas humorísticas, caricaturas y, en algunas ocasiones, narrativas gráficas, dieron cuenta de los problemas políticos de la segunda mitad del siglo XIX, como el conflicto de límites con Argentina, la Guerra del Pacífico o el proceso de separación de la iglesia y el Estado.

Estas escasas narrativas gráficas, que aparecieron en medio de caricaturas y textos satíricos, eran denominadas por algunos medios como "cuentos" y constituyen los primeros antecedentes chilenos de la historieta y la tira cómica.

En el periodo que va entre el gobierno de Aníbal Pinto Garmendia (1825-1884) y el de Domingo Santa María (1825-1889), que enfrentaron un convulsionado escenario en materia limítrofe, se sucedieron una gran cantidad de periódicos de caricaturas de breve duración, que, aunque se sumaron al clima de patriotismo, no dejaron de criticar sus respectivas administraciones.

Entre los periódicos que vieron la luz en este periodo, se cuentan El Padre Cobos (1877), El Mefistófeles (1878), El Sinapismo (1878), El Barbero (1879), El Fígaro (1878-1879), El Ferrocarrilito (1880-1881), El Corvo (1881), El Diablo (1881), El Burro (1881), El Ferrocarril Ilustrado (1881), El Curioso Ilustrado (1881), Santiago Cómico (1890) o Diójenes (1884-1885) (Zaldívar, Trinidad. "'El papel de los monos'. Breve crónica de un tercio de siglo de prensa de caricatura 1858-1891". Entre tintas y plumas. Historias de la prensa chilena del siglo XIX. Santiago de Chile: Centro de investigación de medios Andes (CIMA), Facultad de Comunicación. Universidad de Los Andes, 2004).

En el contexto de la prensa satírica y los periódicos de caricaturas, El Sinapismo -publicación que contó con dos números- constituyó un caso especial en términos de la narrativa gráfica, al publicar en la portada de su primera edición, en junio de 1878, "'una primitiva historieta de nueve cuadros' cuyo dibujo es complementado con un par de rimas" (Monsalves Rabanal, Jorge Eduardo. Breve historia de la narrativa gráfica chilena: un viaje por la historieta nacional y una mirada a la reflexión académica. Tesis para optar al grado de Magíster en Literaturas Hispánicas. Universidad de Concepción, junio, 2017, p. 60).

En medio de las disputas ideológicas que suscitó el conflicto de separación del Estado y la iglesia, apareció Diójenes (1884-1885). De tendencia conservadora, este periódico se opuso en el plano político a las reformas liberales (Zaldívar, p. 164), al tiempo que, utilizando una postura menos agresiva que la de medios contemporáneos, amplió las temáticas tradicionales de las publicaciones satíricas, recurriendo a temas misceláneos y costumbristas. "Asimismo -sin llegar a llamarlas historietas propiamente tales-, publica 'Cuentos', una serie de historias narradas en una secuencia de hasta doce viñetas, firmadas por 'Harmodio'" (Monsalves, Jorge. Breve historia de la narrativa gráfica chilena: un viaje por la historieta nacional y una mirada a la reflexión académica. Tesis para optar al grado de Magíster en Literaturas Hispánicas. Universidad de Concepción, junio, 2017, p. 61).

Hacia la década de 1890 aparecieron otras publicaciones como La Revista Cómica (1895-1905), que incluyó "historietas autoconclusivas de una página y chistes de una viñeta en diversos formatos" (Montealegre, Jorge. Historia del humor gráfico en Chile. Editorial Milenio: Universidad de Alcalá, 2008, p. 80); el periódico Santiago Cómico (1890), en el que se publicó la sección llamada "Historieta", bajo la firma de "Tila", que se "componía de seis cuadros que abarcaban toda una página y narraba las desventuras de tres artistas sin dinero", además de historietas mudas breves que "retrataban la vida santiaguina cotidiana" (Monsalves, p. 64-65); y El búcaro santiaguino (1899), de Luis Enrique Gutiérrez, que también integró historietas humorísticas bajo el título genérico de "Cuentos" (Monsalves, p. 72).

Si bien en estas publicaciones efímeras de la segunda parte del siglo XIX se encuentran los primeros experimentos con la narrativa gráfica en Chile, su mismo carácter excepcional las aleja de la historieta y la tira cómica, caracterizadas por la continuidad temática y la frecuencia de publicación, que se consolidaron a comienzos del siglo XX, el 24 de junio de 1906, con la aparición de las "Aventuras de un alemán en Chile" de Pedro Subercaseaux (1880-1956), publicadas en la revista Zig-Zag.