Subir

Sociedades igualitarias de provincias

Entre el segundo semestre de 1850 y a lo largo de 1851, teniendo como referencia a la Sociedad de la Igualdad capitalina, en otras provincias del país surgieron organizaciones que reunieron a sectores no pertenecientes a la elite, como los artesanos o miembros de la Guardia Nacional, que se opusieron a la candidatura de Manuel Montt (1809-1880) y su posterior gobierno.

El carácter de la relación entre la sociedad capitalina y sus homólogas de otras regiones ha sido interpretado de diferentes maneras. Para Cristián Gazmuri, los clubes igualitarios, como los de Valparaíso, Los Andes, San Felipe, La Serena y, posiblemente, Talca, fueron sedes de la sociedad santiaguina, aunque se diferenciaron de esta en que no tuvieron la misma fase inicial orientada a lo social, sino que se constituyeron inmediatamente como "centros de agitación política contra el Gobierno y sus representantes, lo que fue particularmente claro en el caso de San Felipe" (El "48" chileno: igualitarios, reformistas radicales, masones y bomberos. Santiago: Universitaria, 1999, p. 99).

Por su parte, para Sergio Grez Toso, estas experiencias igualitarias son asimilables a la capitalina, aunque no como sedes o "sucursales", sino en cuanto a la "similitud de sus principios, la participación en ellas de importantes contingentes de artesanos y guardias nacionales, el estilo de la convocatoria popular que desarrollaron" y el nombre que escogieron los grupos de San Felipe, Los Andes y Copiapó ("La Sociedad de la Igualdad y la Guerra Civil de 1851". De la regeneración del pueblo a la huelga general: génesis y evolución histórica del movimiento popular en Chile (1810-1890). Santiago de Chile: Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1997, p. 352).

La primera experiencia igualitaria distinta de la de Santiago se vivió en San Felipe, lugar en el que la mayor parte de la población se oponía a los gobiernos conservadores. Luego de una seguidilla de desencuentros entre liberales y la intendencia de la región, se formó el 13 de septiembre de 1850 la Sociedad Aconcagüina, dirigida por Ramón Lara, y, el 25 del mismo mes, se fundaron dos organizaciones, en la ciudad vecina de Los Andes, la Sociedad Patriótica y la Sociedad de la Igualdad.

La Sociedad Aconcagüina, a diferencia de la metropolitana, estuvo compuesta, principalmente, por miembros de la Guardia Nacional y, desde su inicio, se orientó políticamente en contra de la figura de Manuel Montt, a quien "se le veía como el continuador de las políticas autoritarias del régimen conservador e, incluso, creían que este podía acentuar aún más el carácter despótico del Gobierno" (Garcés Dupouy, Esteban. "La radicalización de la oposición política de San Felipe: el motín de 1850". Intus-Legere Historia. Volumen 10, número 2, 2016, p. 62).

En este contexto de tensión política entre los liberales y la intendencia de la región, se desencadenaron los hechos conocidos como motín de San Felipe, entre el 4 y el 9 de noviembre de 1850, tras la decisión del intendente subrogante Blas Mardones de requisar una bandera con la inscripción "Respeto a la ley. Valor contra la tiranía", izada en la sede en la que se reunían los integrantes de la Sociedad Aconcagüina y la Sociedad de San Felipe, por considerarla ofensiva contra la autoridad. Ramón Lara, en su calidad de presidente de la asociación aconcagüina, pidió su devolución, pero fue detenido (Garcés Dupouy, p. 65). Su detención generó la movilización de obreros y artesanos, exaltados por miembros de la Sociedad de la Igualdad, quienes tomaron el cuartel de policía para liberar a Lara.

El 6 de noviembre llegó la información del motín a la capital, por lo que periódicos de diferentes inclinaciones políticas informaron de los hechos. La Barra (1850-1851) y El Progreso apoyaron el levantamiento de San Felipe y mostraron preocupación por la acción del gobierno, mientras que La Tribuna vio en este hecho la oportunidad para atacar a las sociedades igualitarias, que consideraba como "la semilla de una revolución de sangre (…) un pretexto para burlar las medidas conservadoras del reposo público, dictadas por las autoridades" (La Tribuna. Año II, número 451, 7 de noviembre de 1851, p. 1).

Luego de una fallida negociación entre la Junta Gubernativa, que se formó con los líderes de la insurrección, y el Gobierno, las tropas lideradas por el Intendente de la provincia de Aconcagua, José Manuel Novoa, tomaron el control de la ciudad (Garcés Dupouy, p. 63). Desde el gobierno central se consideró que existía una relación directa entre la Sociedad de la Igualdad de San Felipe y la Sociedad santiaguina para el desarrollo del motín, por lo que se proclamó estado de sitio en Santiago y Aconcagua y se decretó la disolución legal de cualquier tipo de organización de este tipo. A pesar de este decreto, durante el verano de 1851, participantes de la sociedad capitalina, incluyendo a algunos artesanos, continuaron organizándose de manera secreta y prepararon el levantamiento del 20 abril de 1851, jornada conocida como motín de Urriola.

Con posterioridad al motín de San Felipe, aparecieron otras sociedades en La Serena, Talca y Concepción, que tuvieron como inspiración a la Sociedad de la Igualdad capitalina. La orientación inicial de la Sociedad serenense fue similar a la de Santiago, cuyo foco era el bienestar social del artesanado.

Fue fundada por Pedro Pablo Muñoz (1828-1884), seguidor de las ideas de Francisco Bilbao (1823-1865) respecto de la "regeneración moral y material de la clase obrera" (Cabrera Valdivia, Nicolás. "Génesis del Mutualismo Serenense: la Sociedad de la Igualdad de La Serena y la Rebelión Aristocrática Popular de 1851". Revista Norte Histórico. Número 2, 2014, p. 92-93). Junto al sastre Manuel Vidaurre, los carpinteros José María Covarrubias y Rafael Salinas y el herrero Ríos lideraron la sociedad serenense e impulsaron la creación de una escuela nocturna y una caja de ahorros en beneficio de los artesanos.

Posteriormente, la intendencia negó su funcionamiento, lo que marcó un cambio en la orientación de la Sociedad, que continuó sus actividades en la clandestinidad con el nombre de Club Revolucionario, dirigido por José Miguel Carrera Fontecilla, quien había escapado a La Serena junto a Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886) y Ricardo Ruiz, luego del motín de Urriola. Los igualitarios se plegaron a la oposición dirigida por los aristócratas liberales de La Serena, apoyando la candidatura a la presidencia de José de la Cruz y levantándose contra del gobierno de Montt (Cabrera Valdivia, p. 83-109).