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Crisis de la domesticidad

Por "crisis de la domesticidad" se entiende el discurso de mujeres de elite que se refirió a su dificultad a la hora de encontrar un servicio doméstico con características tradicionales, es decir, que se dedicara a la actividad para toda la vida y permaneciera en una sola familia por numerosos años.

Si bien el concepto de "crisis" no se empleó antes de la segunda mitad de la década de 1910, empezaron a existir desajustes en las relaciones laborales desde finales del siglo XIX. A diferencia de lo que sucedió en Europa, donde la crisis de la domesticidad fue antes que todo numérica por los efectos de la Primera Guerra Mundial, que desplazó hombres y mujeres al frente o en el sector productivo, la crisis en Chile fue antes que todo moral, es decir que tocó el sector en términos cualitativos y no cuantitativos, ya que el servicio doméstico siguió empleando un porcentaje estable de la población activa entre 1865 y 1920.

De esta forma, a pesar de que el servicio doméstico fue apartado de los debates sobre la cuestión social y no contaba con una organización gremial y sindical que le permitiera organizar sus reivindicaciones, se empezaron a notar mayores niveles de insatisfacción del servicio doméstico en cuanto a sus condiciones laborales, por ejemplo en los expedientes judiciales, que evidenciaron un discurso mucho más contestatario. Por una parte, se empujó hacia una mejoría de los sueldos y de los horarios de trabajo. Por otra, se manifiestó un deseo por un mejor trato personal, con menor nivel de vulnerabilidad frente a los empleadores, en cuanto a abusos de toda índole. Para esto, los miembros del servicio doméstico optaron por una búsqueda más activa y regular de empleadores, generando una mayor rotación y debilitando un sistema de permanencia por largos años en una misma familia.

Así, su descontento hacia sus condiciones laborales y personales, incluso las denuncias que hacen de los abusos de los cuales son víctimas, elaboran un argumento en la "crisis moral de la República" y sobre todo de los valores de la élite gobernante. Incuso intentan justificar sus actos delictivos por su condición servil y su invisibilización. Como respuesta a esta "crisis", la elite llamó a una "dignificación" del servicio doméstico y a un mejor trato, en cuanto a sueldos, condiciones de vida, cuidado en la vejez, relaciones con los empleadores, y a la necesidad de legislar.