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Demandas del profesorado

Desde fines del siglo XIX, el gremio de profesores participó en los movimientos que nacieron ante el problema de la cuestión social. Sus demandas se enfocaron principalmente en exigir mejoras salariales, estabilidad laboral, solucionar el problema del desempleo y, reducir los años de servicio que eran necesarios para acceder a la jubilación. Esto iba acompañado de una demanda por el reconocimiento de su rol social como encargados de la enseñanza pública.

En numerosos documentos, profesores y visitadores de escuelas denunciaron que los sueldos de los maestros eran insuficientes para costear las necesidades básicas de ellos y de su familia. Además, los profesores se encontraban en una situación desfavorecida en comparación a otros empleados públicos, y los problemas en materia educacional que acompañaban a sus bajos sueldos fueron reconocidos por las autoridades. Debido a la escasez de recursos materiales, los profesores carecían de medios de perfeccionamiento y destinaron "parte del tiempo y el esfuerzo que debería consagrar al desempeño de su cargo" a otras labores que les permitieran subsistir (Ministerio de Instrucción Pública, Mejoramiento de la situación económica del personal de Educación Primaria y Normal, p. 4).

Uno de los momentos más álgidos del movimiento de los profesores fue luego de la promulgación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria en 1920. La Dirección General de Educación Primaria, creada por la misma ley, clasificó erróneamente al profesorado, lo que significó la disminución de sus sueldos. La Asociación General de Profesores se movilizó para denunciar esta situación, logrando que Arturo Alessandri Palma se comprometiera a ajustar los sueldos. El 20 de agosto 1925, el Ministerio de Instrucción Pública publicó el Decreto-Ley 480, que consideró mejoras en las condiciones económicas de los profesores y el sistema de clasificación del profesorado.

Durante las décadas siguientes, el gremio de profesores volvió a organizarse para reclamar por la mejora de sus condiciones materiales. En 1934 la Asociación General de Profesores dedicó varios números de su revista Renovación a denunciar la necesidad de "dignificar materialmente al maestro" (Renovación (1), p. 8). Sus demandas tuvieron como respuesta ese mismo año un aumento del sueldo. Sin embargo, el profesorado lo consideró bajo, y no se conformaron con que dicho aumento afectara sólo a una porción del gremio. Como respuesta a ello, organizaron el Frente Económico, integrado por diversas asociaciones de profesores, para exigir al Ministro de Instrucción Pública que mejorara sus condiciones. La respuesta del ministro, que (de acuerdo a los profesores) consideró desorbitado el sueldo base exigido por éstos, fue considerada una "ofensa" para el gremio y un desconocimiento de su valor social.

En adelante, los profesores siguieron movilizándose por mejorar sus condiciones laborales, pero sus demandas no siempre fueron escuchadas o recibidas de la manera esperada por ellos. En una publicación de la Asociación Gremial de Profesores, se lee "termina 1940 sin aumento de sueldos" (Agrupación Comunal de Ñuñoa (9), p. 1). Por ello, el reconocimiento del papel que juega el maestro en la sociedad y las condiciones laborales que a éste le corresponden siguen siendo tema de discusión en Chile.