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Libros de ensayos de Armando Donoso

Entre 1912, año de aparición de Los nuevos, y 1925, Armando Donoso publicó siete libros de ensayos, principalmente, sobre literatura, pero que también abordaron temas filosóficos, históricos o científicos. Algunos de estos libros recopilaron textos editados con anterioridad en diarios y revistas de la época o que fueron publicados individualmente a manera de folletos; otros, como Menéndez Pelayo y su obra (1913), Bilbao y su tiempo (1913) y La sombra de Goethe (1915), se plantearon como estudios monográficos o históricos específicos.

Para Donoso, la crítica literaria o, en términos más amplios, la producción intelectual, sin escapar al análisis y la discusión de ideas, tuvo por objetivo inmediato despertar el interés en los lectores con el propósito de nutrir un ambiente cultural en formación: "Donoso dio a conocer autores, escuelas literarias, movimientos estéticos, artísticos, filosóficos, políticos, etc., del viejo mundo, siempre con novedosa información. Abrió con estos estudios una ventana nueva, de penetrante luz, contribuyendo a ilustrar el ambiente intelectual" (Feliú Cruz, Guillermo. Armando Donoso y su tiempo. 1886-1946. Santiago: Editorial Nascimento, 1916, p. 61).

Su producción crítica -aunque en 1913 Omer Emeth le reprochó falta de preparación científica o, luego, Alone, una escritura apresurada-, intentó reconocer el "valor intrínseco de la obra por encima de consideraciones psicologistas o falacias biográficas. 'Para mí el mejor crítico -decía en una vieja declaración- debe ser el mejor ensayista y el más completo de los artistas. Por eso creo que la crítica ratonil, que anda a la caza de pequeños errores, es tan tonta como todas las cosas de pedantería. (…) El crítico merece existir si tiene algo propio, algo interesante que decir'" (Verdugo, Mario. "Donoso & Donoso, escritores". El Centro. Talca, Chile, 14 de diciembre, 2003, p. 16).

Hacia 1915, Donoso representaba una alternativa a la producción literaria e intelectual chilena que circulaba en periódicos como El Mercurio o El Diario Ilustrado, caracterizada por el predominio "sin contrapeso" "del espíritu francés" (Feliú Cruz, Guillermo, p. 71). A la preocupación por la obra de sus contemporáneos, sumó Donoso el interés por las letras españolas, anglosajonas y alemanas. En este sentido, la aparición de Menéndez Pelayo y su obra o La sombra de Goethe -libro en el que Donoso revisó la historia de la literatura alemana "desde el Medioevo (…), para llegar a tiempos modernos" (Feliú Cruz, Guillermo, p. 72-73)- marcó un acontecimiento para la intelectualidad nacional.

Fruto de este trabajo de revisión crítica e histórica de diversos escritores, filósofos y pensadores realizado durante la década de 1910, apareció en Argentina en el año 1919 la compilación de ensayos titulada La senda clara, con un breve prólogo de Leopoldo Lugones. Este volumen reúne textos sobre Ferdinand Brunetière, Felix Le Dantec, José Ingenieros, Jules Lemaître, el poeta Walt Whitman, Pío Baroja, Andrés González Blanco, el padre Hyacinthe Loyson y Enrique Molina (1871-1964). Algunos de estos textos habían sido publicados antes de manera individual, como Un filósofo de la biología, Le Dantec (Imprenta Universitaria, 1918), En torno a la metafísica. Su posible renovación según José Ingenieros (Imprenta Universitaria, 1918) o en publicaciones como Pluma y Lápiz (1912), en su sección "Al margen de los libros", y la Revista Chilena (1917-1930).

En 1925 aparecieron en Madrid otras dos compilaciones de ensayos de Donoso, los libros Dostoievski, Renán, Pérez Galdós y La otra América, con prólogo de Enrique Díez Canedo. En este último libro, que tuvo "por objeto demostrar cómo en la América de lengua española se piensa y se escribe y que la obra intelectual lograda en ella no tiene por qué ser menospreciada" (Raúl Silva Castro. "Estudio preliminar". La literatura crítica de Chile. Santiago: Andrés Bello, 1969, p. 29), Donoso reunió estudios críticos de Arturo Cancela, Pedro Henríquez Ureña, Rafael Barret, Karez-I-Roshan -artificio literario de Pedro Prado (1886-1952)-, José Toribio Medina (1852-1930), Eduardo Barrios (1884-1963), el escultor Tótila Albert (1892-1967) y Gabriela Mistral (1889-1957).