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el conflicto en primera persona

La población chilena que se encontraba en Europa al estallar la guerra era bastante pequeña y heterogénea. Personajes como el pianista Claudio Arrau en Alemania; los pintores Eucarpio Espinosa y Manuel de Zárate, en París; Amanda Labarca en la Sorbonne, y el historiador, Ricardo Donoso, en España se encontraban becados estudiando. Por otra parte, otros viajeros habían ido de vacaciones, mientras que muchos chilenos estaban instalados hace unos años. Asimismo, el inicio de la guerra hizo que algunos profesionales, como el periodista Carlos Silva Vildósola, fueran a cubrir los sucesos de la guerra.

Al comenzar el conflicto, la gran mayoría de los ciudadanos chilenos pidió la repatriación, proceso que lideró el entonces Ministro Plenipotenciario de Chile en Gran Bretaña, Agustín Edwards, quién resolvió la mayoría de los casos, no sin algunas dificultades debido a que las compañías navieras habían suspendido sus servicios. Superada la emergencia inicial, los casos aunque cada vez menores, eran mucho más dramáticos. Hubo chilenos de origen alemán convertidos en prisioneros de guerra por los ingleses, por considerárseles de nacionalidad enemiga; otros se vieron enrolados en el ejército contra su voluntad; mientras que para los que quedaban en ciudades situadas, la salud, la lentitud en las comunicaciones y la falta de recursos económicos, fueron otros de los graves problemas que debieron enfrentar.