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Nuevo rock chileno

Muchos conceptos de la historia de la música popular han sido formulados desde la industria musical. Rock and roll es posiblemente el más popular. Este término fue acuñado en Estados Unidos, en la década de 1950, por el disc-jockey Allan Freed para dar cuenta de una música que mezclaba el country & western con el blues.

El nuevo rock chileno también responde a esa condición: el rótulo se refiere al proyecto diseñado por el sello Alerce a mediados de la década de 1990, para producir y difundir un conjunto de bandas locales cultoras de diversos géneros musicales como rap, funk, rock, punk, reggae, ska y pop. Tal mezcla de estilos fue novedosa tanto en el medio como en la propia discográfica, tradicionalmente ligada a la Nueva Canción Chilena, el Canto Nuevo y la Nueva Trova.

El día 16 de diciembre de 1995, en el Court Central del Estadio Nacional, se llevó a cabo un concierto de promoción de las bandas que conformaron lo que se llamó nuevo rock chileno. Este concierto, que tuvo gran éxito, empezó a las 21 horas, concluyó a las 1:30 de la madrugada y congregó una asistencia que bordeó las seis mil personas, quienes disfrutaron de la presentación de bandas que irrumpían en la escena musical chilena como Chancho en Piedra, La Floripondio, Mal Corazón, Santiago, Ludwig Band, Los Morton, Panteras Negras, Los Miserables y La Pozze Latina.

Configurando parte de la banda sonora de la llamada transición a la democracia, e inscribiéndose en la historia de la música popular chilena, la existencia de este nuevo rock se relacionó con otros procesos registrados en distintos ámbitos y niveles. Por un lado, con las nuevas generaciones de intérpretes que, desde mediados de los años ochenta, hicieron del rock, y luego del rap, un modo de expresar el descontento con la realidad política y socioeconómica nacional. Por otro lado, con los cambios internos vividos en Alerce a inicios de la década de 1990, tanto en lo que se refiere a su equipo de trabajo como a su línea editorial.

Sumado a estos procesos, el nuevo rock chileno llegó a formar parte de un modelo económico en que la empresa multinacional fue un componente importante, a partir de la alianza establecida entre Alerce y Sony Music para editar y promover bandas emergentes, en una proyección de trabajo que implicaba campañas publicitarias, mercadotecnia y una inversión de dinero como nunca las había implementado el sello del árbol milenario.

Paralelamente, en los medios de comunicación, la juventud y el rock fueron convirtiéndose en nichos específicos -como en el caso de la radio, canal y revista Rock & Pop-, y, en el campo de la difusión y los estudios musicales, el rock se fue transformando en objeto de investigación no solo periodística o literaria, sino también académica, cuestión que se evidenció en la publicación de tesis y artículos, la creación de cátedras y programas de estudio, y en la conformación de archivos públicos y privados.