En 1924, cuando Croxatto entró a estudiar Medicina, no había científicos profesionales salvo excepciones -como Vicente Izquierdo, Juan Noé, Eduardo Cruz-Coke y Alejandro Lipschütz-. Aun así, la mayoría de ellos dedicó la mayor parte de su jornada laboral a la atención de enfermos, la docencia y la administración universitaria.

En el discurso de entrega del Premio Nacional de Ciencias en 1979, Croxatto caracterizó este período señalando que la investigación científica se consideraba "onerosa y que no estábamos intelectualmente preparados para escrutar en la línea de avanzada del conocimiento" (Estancamiento del potencial científico-tecnológico: discurso con motivo de la entrega del premio nacional de ciencias al Dr. Héctor R. Croxatto. En Cury, E. Revista Universitaria No. 4 (1980), p. 134-138).

Desde su condición de estudiante Croxatto optó por la investigación. Para titularse como Médico Cirujano realizó una tesis experimental en los laboratorios del Instituto Sanitas -fundado entre otros por Cruz-Coke- sobre la vitamina D. Su experiencia en los laboratorios terminó por definir su entrega al oficio de la ciencia, renunciando a la práctica médica y a la atención de pacientes.