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Liceo de Hombres de La Serena

Fundado el año 1821 con el nombre Instituto Nacional Departamental San Bartolomé, este liceo es el segundo más antiguo de nuestra historia republicana. Conocido posteriormente como Liceo de Hombres de La Serena, en sus orígenes tuvo como objetivo aportar al reconocimiento territorial y productivo del país, además del desarrollo de las humanidades, mediante la formación de la elite provincial de aquella época. A partir de 1972 se denominó por decreto Liceo Gregorio Cordovez, abriendo su matrícula a partir del año siguiente a mujeres.

Siguiendo su rol de difusor de cultura en la provincia de Coquimbo, este establecimiento produjo abundantes publicaciones escolares que iban desde órganos oficiales de información como Eco Liceano a ediciones estudiantiles que organizaban sus ateneos literarios, equipos deportivos, centros de alumnos y diversas generaciones que convivían dentro de sus aulas. Expresión de esto fue la revista El Liceano lanzada en 1946 por los alumnos de cuarto año de humanidades con el apoyo de sus profesores y ex estudiantes, con el objetivo de "superarnos y despertar del letargo a nuestra juventud serenense", además de financiar su tradicional viaje de estudio al sur de Chile.

Las publicaciones estudiantiles del Liceo de Hombres, al igual que los de otras ediciones a nivel nacional, no solo se sustentaron en el contexto escolar, sino que también se produjeron en intercambios culturales más amplios donde sus alumnos al mismo tiempo que imitaban al periodismo profesional, eran consumidores de sus periódicos y novedades. Así lo retrata el alumno Galvarino Rodríguez en la revista Vértebras el año 1934:

"Un día alguien trajo un periódico en una clase de Economía Política. Era una mañana. El muchacho del periódico leyó algo en voz baja al compañero de al lado. Este lo dijo al de atrás, y así en cortísimos momentos, la noticia cundió, avanzó furtivamente, esquivando la mirada del profesor y se nos metió calladita y apelotonada en el fondo de cada uno de nosotros. ¿Qué era? Los soldados europeos movilizaban sus tropas hacia la frontera alemana.

Y eso, ¿qué nos incumbía? ¿qué relación tiene con nuestros estudios?

He traído este hecho como simple ejemplo de nuestra constante preocupación. Llámenla, si gustan, preocupación elemental o rudimentaria. O con todas las clases de adjetivos que Uds. acostumbran a colocarles a nuestras reflexiones, pero, lo que no nos podrán discutir es que esta preocupación existe. No nos ligaba a aquella agitación europea ningún interés personal, ni el más mínimo parentesco; y sin embargo, todos salimos silenciosos de la sala, y afuera, en el patio, la discusión, las conjeturas y toda clase de consideraciones se abrieron tempestuosamente. Pensamos en aquella nueva generación que recién se levanta en la Europa abatida y nos estremecimos." (Galvarino Rodríguez, "Nuestro futuro inexperimentado", Vértebra, La Serena, Año I, N° 4, noviembre de 1934).