Doce cartas escribió Pedro de Valdivia, dirigidas al Emperador Carlos V, al Príncipe Felipe II, a Gonzalo Pizarro, a Hernando Pizarro, al Consejo de Indias y a sus apoderados en la corte. Las cinco primeras fueron encontradas en Madrid por Claudio Gay, quien las publicó en el Tomo I de Documentos de su Historia física y política de Chile. Diego Barros Arana localizó tres en Sevilla. José Toribio Medina descubrió dos más en 1884 y una tercera en 1928. Y cuando se suponía que el tema estaba agotado, en los años noventa apareció, en Estados Unidos, la carta número doce, reproducida en edición de Lumen, con prólogo de Miguel Rojas Mix y trascripción y notas de Mario Ferreccio Podestá.

Diego Barros Arana señaló en su momento que estas cartas "casi pueden soportar sin desdoro la comparación con la admirable correspondencia de Hernán Cortés". Sin embargo, el propio Barros Arana sembró una duda: supone que las cartas pudieron ser escritas por Juan de Cárdenas, quien solía firmar por Valdivia y tenía facilidades para escribir. Lo refutan Crescente Errázuriz y José Toribio Medina, basándose en la unidad de estilo de los textos y en la cultura del autor, que cita hechos históricos, tiene nociones de latín y maneja con acierto algunos recursos literarios como comparaciones, imágenes e hipérboles.

Jaime Eyzaguirre las caracterizó con acierto al decir: "Si el estilo es el hombre, nada mejor que las cartas para sorprender la rica personalidad de Valdivia. Arrojado en la guerra como nadie; nunca abatido en la desgracia; firme en las decisiones; severo consigo mismo y magnánimo y perdonador con los demás, buen conocedor de los hombres y diestro manejador de voluntades; amador de la belleza de la tierra, y artista del poder y de la gloria, el fundador de Chile lega en sus cartas su más fiel y prolijo autorretrato"; a lo que cabe agregar una característica fundamental del conquistador: Valdivia fue un visionario que, más que con riquezas y oro, soñó con un país que acogiera y albergara al hombre, ansiando de manera permanente extender y poblar el territorio hasta el Estrecho de Magallanes.

La carta dirigida al Emperador Carlos V es la más famosa de Valdivia; fue escrita en La Serena en 1545 e inmortalizada en monumento de piedra a los pies del cerro Huelén, hoy Santa Lucía, alrededor del cual fundara Santiago. En ella describió el país y su gente con cariño y entusiasmo. Esta carta ha sido considerado un antecedente del criollismo. No faltan las descripciones de batallas, los trabajos y los ardides de los conquistadores o las fundaciones de ciudades en homenaje al Rey; tampoco las peticiones y autoalabanzas. Es notorio el deseo de que la corona avale y siga sustentando económicamente su empresa.

El prólogo de Miguel Rojas Mix a la edición de Lumen y el epistolario cronístico valdiviano, del profesor Mario Ferreccio Podestá, publicado en la misma edición, son iluminadores acerca de la figura de Pedro de Valdivia como "hombre de Armas y Letras".