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Obra musical de Federico Heinlein

Gran admirador de Mozart, Stravinsky, Webern, Margot Loyola, Gabriela Pizarro y Violeta Parra, el heterogéneo catálogo de Federico Heinlein se acerca a las cincuenta obras. Algunas de ellas están musicalmente ancladas en una tradición musical apegada a la academia, mientras que otras incursionan en la vanguardia de la época. Su catálogo abarca principalmente formatos de cámara, destacando la musicalización de poemas para canto y piano en español y alemán, así como sus obras corales, con preponderancia de la música con texto.

Heinlein musicalizó poemas en español de Manuel Machado, Gabriela Mistral, Antonio Machado, Vicente Huidobro, Juana de Ibarbourou, Max Jara, Miguel Arteche, Raúl Zurita, García Lorca, entre otros, además de lieder en alemán, textos anónimos hispanos del siglo XVI y la adaptación que hizo sobre el poeta chino Su Tung-Po. Siempre tuvo el anhelo de componer una ópera, lo cual no alcanzó a llevar a cabo (Merino, Luis. "Federico Heinlein, el compositor". Revista Musical Chilena, volumen 33, número 145, 1979, p. 27-31).

Algunas de sus obras fueron creadas a pedido de instituciones o agrupaciones y otras dedicadas por él a diversas personas o grupos. Es el caso de A Gaida y Zenta (1985), suite para dos violines y piano, pieza dedicada a las dos hijas del dúo de violinistas Routa Kroumovith y Álvaro Gómez, o la pieza Estrella Solitaria (1983), dedicada a la Agrupación Hindemith, creada en marzo de 1976 y que buscó integrar la música escrita con la música popular. También destaca la obra Silencio, dedicada a la memoria del compositor René Amengual, o Recuerdos Antiguos, que se estrenó en 1985 en el Teatro Municipal de Santiago con texto de Raquel Blaustein, escrita por encargo de la Embajada de Israel.

Algunas de las temáticas que abordó Heinlein en sus obras fueron la naturaleza, los instrumentos, el amor y el humor surrealista. Un ejemplo de su enfoque literario-musical es la obra Camino de Santiago, encargada y estrenada en 1998 por la Universidad de Santiago de Chile, que estaba inspirada en la ruta de peregrinación que efectuaban los fieles cristianos durante la Edad Media a través de España y Francia. También llamada Aventura Fantástica, cuenta la historia de un joven que participa de la romería, pero no con afanes religiosos, sino como un viaje turístico. Así, cuando pasa por los campos, suena música del campo y cuando transita por la ciudad se escuchan sonidos urbanos, lo que conforma una suerte de mosaico sonoro. En esta obra empleó la disonancia sobre modos antiguos.

Algunos de los trabajos de Heinlein tienen distintas versiones, como es el caso de la canción "Yerbas Buenas", con texto de Max Jara, que tomó elementos de la tonada chilena de Colchagua, tanto en su estructura textual como en la rítmica. Compuesta en 1989, tiene tres versiones diferentes. A ellas se agregan las diversas versiones de "Una Palomita" y "A orillas del río Claro", ambas originalmente escritas y modeladas desde 1946.

Como él mismo señaló, no acostumbraba seguir un método para componer, sino que escribía sobre la base de versos. Esto hacía del proceso algo bastante lento ("He compuesto obras como las estrellas del cielo, Cin-Cuenta". El Mercurio, Santiago, 6 de octubre, 1985, C15). Conocer a Stravinsky marcó un cambio en su apreciación de la música, luego de haber sido formado en el Clasicismo y el Romanticismo. En relación al uso del sistema dodecafónico en su obra, en boga a su llegada a Santiago a principios de los años cincuenta, afirmó: "Yo resolví usar el sistema de doce tonos como material, pero con el estricto propósito de no evitar las consonancias y no evitar la tríada. Esto quedó plasmado en la "´Sinfonietta` (1954)", sinfonía de cámara estrenada en 1998 y una de sus pocas obras para orquesta.