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cambios en la ilustración editorial durante el siglo XIX

Durante las primeras décadas del siglo XIX apareció el grabado al claroscuro para ornamentar libros y periódicos con pequeñas viñetas. En periódicos y ejemplares de literatura de cordel fue frecuente el uso de clisés importados desde Europa con figuritas que servían como relleno en las cajas de tipos, junto con los puntos, líneas y filetes.

Desde 1868 apareció semanalmente La Penca (1868), publicación que incluyó un estereotipo femenino considerado como el primer intento por crear un personaje caricaturesco en el país. En la década de 1880 aparecieron decenas de publicaciones satíricas, entre las cuales destacan El Jil Blas y El Patas Verdes. Otra destacada publicación ilustrada fue El Correo de la Exposición (1875-1876), donde trabajó el dibujante Luis Fernando Rojas. Un hito entre las publicaciones ilustradas del país fue Chile Ilustrado (1872), editada por Recaredo Santos Tornero: sus páginas lucen un amplio repertorio de grabados xilográficos e imágenes litográficas hechas a partir de fotografías.

El último tercio del siglo XIX fue testigo de la aparición de los pliegos de cordel, hojas impresas por un lado que contenían versos populares e ilustraciones. La Lira Popular es el ejemplo más destacado de estas publicaciones.

A fines del siglo XIX llegaron a Chile los primeros técnicos extranjeros fotograbadores y litógrafos. Las nuevas técnicas que traían consigo permitieron incorporar impresiones de fotos y medios tonos. En esta misma época se importaron nuevas máquinas impresoras, que funcionaban con energía a vapor o eléctrica y optimizaban la producción.

En 1895 La revista cómica se publicó a color y en 1895 apareció en Santiago El payaso (1897-1898), revista humorística de caricaturas que fue la primera publicación ilustrada por fotograbados e impresa a colores.