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Primer parque urbano público

Breve resumen.

Una propuesta que realizó Claudio Gay para la Quinta Normal, además de dotar al Estado de un centro de experimentación agrícola, fue diseñar un gran parque urbano al estilo europeo, abierto al público y que se transformara en el gran espacio de sociabilidad de la naciente República.

Así fue como la Quinta Normal de Agricultura se transformó, desde mediados del siglo XIX, en un escenario de encuentro y esparcimiento cultural por parte de la aristocracia criolla que ofrecía paseos al aire libre, visitas al zoológico, al Partenón (primera sede del Museo de Bellas Artes) o al Museo Nacional, además de celebraciones públicas y actividades deportivas. Para esta época la extensión de la Quinta Normal era superior a las 134 hectáreas, de las cuales 26 correspondían al Parque, 20 a la viña y 14 para caminos, avenidas y plazas.

En su interior contó con seis kilómetros de ferrocarril, casi 15 kilómetros de avenidas y caminos, más de 40 puentes y dos líneas telefónicas que servían para conectar las distintas instituciones y secciones del recinto, permitiendo la visita ordenada del numeroso público que acudía diariamente. Las avenidas destinadas a la circulación de carruajes estaban plantadas con dos líneas de árboles, formando una o dos contra-avenidas para el tráfico peatonal. A esto se sumaba el paseo en bote en la laguna inaugurada con fines agrícolas, pero también recreativos.

Para el Centenario se improvisaron partidos de fútbol y se realizaron carreras pedestres que contaban con gran asistencia de público, donde se midieron los más importantes andarines y corredores de la época. Asimismo, albergó las canchas de tenis del Club Gimnástico Alemán y en su piscina ,la más antigua pileta pública de la capital, se efectuaron las primeras competencias de natación.